La prensa hondureña vive un lento descenso al infierno desde hace más de una década, tras el golpe de Estado de 2009. El país sigue siendo uno de los más mortíferos para el periodismo en el continente americano.
Panorama mediático
En Honduras, la compra de los grandes medios por parte de inversores internacionales, y de los pequeños medios, por parte de la clase política local, entorpece el pluralismo. Los principales diarios del país son La Prensa, El Heraldo y La Tribuna.
Contexto político
Las elecciones presidenciales de noviembre de 2021 otorgaron una amplia mayoría a la candidata de la izquierda opositora Xiomara Castro (Partido Libre), poniendo fin a una década en el poder del Partido Nacional, después de tres mandatos presidenciales. Sin mayoría en el parlamento, como resultado de las elecciones legislativas que se celebraron simultáneamente, el Partido Libre tendrá que negociar con las demás formaciones para aplicar su programa de reformas sociales, en un contexto tenso. La connivencia entre los medios y una parte de la clase política constituye un obstáculo para la libertad de expresión.
Marco legal
La tasa de impunidad, en un país gangrenado por la violencia del crimen organizado y por la corrupción, es una de las más elevadas del continente. Se emprenden regularmente acciones judiciales abusivas contra los periodistas y las penas de prisión por difamación son habituales. Algunas veces, van acompañadas de la prohibición de volver a ejercer el oficio. El nuevo Código Penal, aprobado en 2020, contiene artículos liberticidas, en especial, la penalización del derecho de manifestación y reunión, y constituye una amenaza para la libertad de prensa.
Contexto económico
Honduras es uno de los países menos igualitarios de América Latina. Su economía, centrada en la agricultura, es muy abierta. Los Estados Unidos son el primer socio comercial del país.
Seguridad
Los periodistas de la prensa afín a la oposición y los medios comunitarios son agredidos con regularidad, y son el blanco de campañas de acoso e intimidación, amenazas de muerte o exilios forzosos. La mayoría de las veces, las agresiones y actos de violencia contra la prensa son cometidos por las fuerzas del orden, en especial por parte de la policía militar y el ejército.