A pesar de gozar de un panorama pluralista, los medios siguen estando polarizados. El país se enfrenta a un nivel inédito de desinformación y discursos de odio, en particular sobre el conflicto de Nagorno Karabaj, que enfrenta a Armenia y Azerbaiyán.
Panorama mediático
La principal fuente de información en Armenia son las redes sociales, visitadas a diario por dos tercios de la población. Desde la “revolución de terciopelo” en 2018, el panorama mediático se ha enriquecido, y los medios digitales como Civilnet.am, hetq.am, Factor.am y Azatutyun.am cumplen con su papel de contrapoder, esencial para la democracia. Sin embargo, la mayoría de los medios audiovisuales o de prensa escrita, afiliados a importantes intereses políticos o comerciales, siguen siendo objeto de presiones sobre su línea editorial.
Contexto político
La polarización de los medios es un reflejo del contexto político: gran parte de ellos es afín a los dirigentes que llegaron al poder en 2018, mientras que el resto sigue siendo fiel a los antiguos oligarcas. Sólo un puñado de medios son realmente independientes. Desde 2020, dos asuntos políticos son especialmente sensibles: la guerra de Nagorno Karabaj y la gestión de la pandemia. Algunos grupos políticos lanzan campañas de desinformación y atacan a los periodistas.
Marco legal
El marco jurídico que regula el sector no ofrece protección suficiente para la libertad de prensa y no es acorde con los estándares europeos. Las recientes reformas no han resuelto los problemas de la desinformación y los “procesos mordaza”. Todo lo contrario, la penalización de los insultos y la triplicación de las multas por difamación suponen una peligrosa amenaza para los periodistas. La administración limita el acceso a la información pública (rehúso de respuestas, retrasos, etc.).
Contexto económico
La mayoría de los medios están controlados por personas próximas a los partidos políticos o financiados por personalidades públicas influyentes. Solo unos pocos utilizan un sistema de suscripción de pago, y el mercado publicitario sigue estando escasamente desarrollado, lo que limita la independencia financiera de los medios privados. Los medios públicos practican la autocensura con el gobierno, y el nuevo marco legal, que garantiza la transparencia sobre la propiedad de los medios, sigue sin aplicarse.
Contexto sociocultural
La profesión de periodista es objeto de denigración y de un discurso de odio preocupante en Armenia. La retórica contra los medios, fomentada por las élites políticas, que los acusan de ser "corruptos" y estar al servicio de sus adversarios, genera un clima de intolerancia que dificulta el trabajo de los periodistas. Estos son regularmente objeto de insultos, agresiones y persecuciones judiciales abusivas por calumnias, lo que refuerza la autocensura.
Seguridad
2021 ha sido un año difícil para los medios y los periodistas debido a la guerra en la región fronteriza de Nagorno Karabaj, las elecciones anticipadas y la crisis sanitaria. La agresión a un periodista de un medio afín a la oposición por parte de un ministro ejerciente, y la sentencia judicial de inocencia del mismo tras varios meses de investigación, representa un gran retroceso para la libertad de prensa. Generalmente, los actos violentos contra los periodistas quedan impunes.