Asia-Pacífico
Malasia
-
Clasificación 2023
73/ 180
Puntuación: 62,83
Indicador político
89
55.31
Indicador económico
57
52.94
Indicador legislativo
138
44.58
Indicador social
60
75.85
Indicador de seguridad
38
85.46
Clasificación 2022
113/ 180
Puntuación: 51,55
Indicador político
122
46.52
Indicador económico
88
42.60
Indicador legislativo
155
40.13
Indicador social
128
56.00
Indicador de seguridad
73
72.48

Malasia es una monarquía constitucional. El gobierno dispone de un arsenal legislativo draconiano para reprimir la libertad de prensa, cuya llama se mantiene encendida por una sociedad civil dinámica y cuya fortaleza reside en la dimensión multicultural del país.

Panorama mediático

En Malasia, el panorama mediático es aparentemente muy rico y variado. Sin embargo, el control del Estado es importante: la agencia de noticias Bernama o la corporación audiovisual Radio Televisyen Malaysia (RTM) funcionan como órganos de propaganda. Un amplio sector de la prensa dirigida al gran público es abiertamente partidista, como el diario Suara Keadilan, próximo al PKR, de centroizquierda, o Harakah, un periódico financiado por el PAP, principal partido de la derecha islámica. El sector mediático es más dinámico en Internet, impulsado por medios respetuosos con la autonomía editorial, como Malaysiakini, Between The Lines o Sinar Harian.

Contexto político

El gobierno ejerce una presión política fuerte para impedir a los medios abordar temas prohibidos o formular críticas contra representantes del aparato político. El poder persigue a los periodistas de investigación y la cuestión de la realeza es extremadamente sensible. Toda forma de comentario o de información percibida como crítica al régimen monárquico es susceptible de ser demandada, por lo que reina una autocensura generalizada sobre la cuestión.

Marco legal

La libertad de prensa está teóricamente garantizada por el artículo 10 de la Constitución, relativo a la libertad de expresión. Sin embargo, el poder ejecutivo dispone de una legislación draconiana para limitar este derecho y enviar los periodistas a la cárcel: 20 años de prisión para los que sean acusados de violar la ley sobre sedición de 1948 y 14 años, para los que vulneren supuestamente la ley sobre secretos de Estado, de 1972. La ley sobre comunicaciones y el multimedia prevé un control estricto de las licencias de publicación concedidas por el ejecutivo. El decreto “anti fake news” de 2021 permite retirar, de forma totalmente arbitraria, cualquier información considerada “falsa”.

Contexto económico

Fundar un medio de comunicación en Malasia es una empresa de riesgo, sobre todo por el control de las licencias que ejerce el gobierno, que utiliza este sistema para imponer su línea editorial. El mercado de los medios está muy concentrado, con varios magnates de la prensa amenazando su independencia y su pluralidad. Sin embargo, crear un medio en Internet es mucho más fácil, siempre y cuando no se traspasen líneas rojas implícitas dictadas por el gobierno.

Contexto sociocultural

Los medios en lengua malaya, leídos por la mayoría de la población, están más sometidos a la censura que sus homólogos en inglés, chino o tamil. Algunas cuestiones relativas al islam, que hasta hace poco eran tabú, comienzan a tratarse, como las conversiones, los matrimonios infantiles o los casos de apostasía.

Seguridad

Los periodistas malayos no suelen ser objeto de ataques físicos, pero algunos sí sufren acoso judicial y operaciones de descrédito. Demandas que implican gastos astronómicos, registros policiales en la sedes de los medios, desprecio al secreto de las fuentes, expulsión de corresponsales extranjeros o de denunciantes de corrupción… Los periodistas afrontan una legión de amenazas a su profesión.