Aunque en Serbia existe un periodismo de calidad, reconocido por sus investigaciones sobre el crimen organizado y la corrupción, éste está atenazado por las fake news y la propaganda. A pesar de contar con un sólido marco jurídico, los periodistas son objeto de presiones políticas y padecen la impunidad de los crímenes cometidos contra ellos.
Panorama mediático
Con más de 2 500 medios registrados en el país, el mercado está muy fragmentado. Entre los medios más influyentes, destacan la radiotelevisión pública RTS y la cadena de televisión independiente N1, así como varios tabloides. Las investigaciones de calidad sólo llegan a un público limitado, al ser publicadas en medios digitales o en algunos independientes.
Contexto político
Al trabajar en un clima político muy polarizado, los periodistas son objeto de ataques regulares por parte de la élite dirigente, y amplificados por algunas cadenas de televisión de cobertura nacional. Ni los políticos, ni las instituciones, incluído el organismo regulador de los medios (REM), compuesto principalmente por miembros nombrados por el ejecutivo, han expresado voluntad alguna de remediar esta situación. Por otro lado, los periodistas críticos con el poder ven restringido su acceso a las entrevistas con sus representantes y a la información de interés público.
Marco legal
Aunque Serbia tiene una de las legislaciones más avanzadas en materia de prensa, y la Constitución garantiza la libertad de expresión, los periodistas trabajan en un entorno a menudo restrictivo, incluyendo la autocensura. Ciertas normas impuestas a la fiscalía y a la policía en relación con las agresiones a periodistas han dado resultados positivos en casos concretos. No obstante, el sistema judicial, que trata numerosas cuestiones relativas a los medios, incluyendo acciones judiciales abusivas o “procesos mordaza” (SLAPPs), debe demostrar su eficacia respecto a la independencia y la protección de la libertad prensa.
Contexto económico
La mayoría de los medios obtiene sus ingresos a través de la publicidad y de subvenciones públicas opacas, dos fuentes de recursos muy controladas por la élite dirigente y cuya concesión está condicionada a la parcialidad de las publicaciones. La concentración mediática es un nuevo motivo de preocupación, ya que la empresa pública Telekom Srbija y la empresa privada SBB compiten encarnizadamente por el acceso, la programación y los usuarios.
Contexto sociocultural
En Serbia, las mujeres periodistas siguen siendo atacadas tanto por su trabajo como por su género. Los grupos de extrema derecha arremeten contra la prensa que trata los temas de migración y refugiados bajo un prisma positivo.
Seguridad
Si bien se han realizado esfuerzos para mejorar la seguridad de los periodistas y luchar contra la impunidad de los delitos cometidos contra ellos, mediante la creación de dos grupos de trabajo y de una línea telefónica de emergencia para los medios, los periodistas serbios están lejos de sentirse protegidos. Así lo atestiguan los numerosos ataques denunciados y no resueltos, siendo el caso del asesinato, en 1999, de Slavko Ćuruvija.