Clasificación 2023
165/ 180
Puntuación: 33,97
Indicador político
160
36.56
Indicador económico
168
29.41
Indicador legislativo
146
41.16
Indicador social
167
30.11
Indicador de seguridad
157
32.58
Clasificación 2022
149/ 180
Puntuación: 41,25
Indicador político
154
38.38
Indicador económico
161
27.55
Indicador legislativo
133
52.92
Indicador social
134
55.00
Indicador de seguridad
149
32.37

El autoritarismo gana terreno en Turquía, cuestionando más que nunca la pluralidad de los medios. Todos los recursos valen para debilitar a los más críticos.

Panorama mediático

Dado que el 90% de los medios nacionales están controlados por el poder, la opinión pública ha virado, durante los últimos cinco años, hacia medios críticos o independientes de distinta orientación política, como Fox TV, Halk TV, Tele1, o Sözcü, pero también hacia webs de información locales o internacionales (BBC Turkish, VOA Turkish, Deutsche Welle Turkish, etc.) para informarse sobre el impacto de la crisis económica y política en el país.

Contexto político

A medida que se acercan las elecciones de 2023, el sistema “hiperpresidencial” de Recep Tayyip Erdogan no duda en cebarse con los periodistas para enmascarar el declive económico y democrático del país, y consolidar su base política. Sin embargo, ni la censura casi sistemática de Internet, ni la persecución de medios críticos, ni la instrumentalización de la justicia han permitido, hasta la fecha, que Erdogan -inmerso en un gran caso de corrupción y clientelismo político- recupere sus cuotas de popularidad.

Marco legal

Las prácticas discriminatorias contra los periodistas y medios críticos, como la privación de la acreditación de prensa, están a la orden del día. Los jueces, serviles con el poder, intentan limitar el debate democrático censurando los artículos en Internet, especialmente aquellos que tratan temas de corrupción. En este contexto, se hace difícil publicar informaciones de calidad, si bien una parte de la profesión intenta ser fiel a su misión de informar de forma absolutamente independiente y reclama la figura de un “mediador de los medios” (ombudsman).

Contexto económico

El gobierno y las compañías privadas próximas al poder favorecen a los medios que les son afines con anuncios publicitarios y subvenciones, lo que amenaza el pluralismo mediático. El consejo encargado de la publicidad institucional (BIK) ejerce presiones financieras sobre los diarios menos dóciles, mientras que el Alto Consejo del Audiovisual (RTÜK) contribuye a debilitar a las cadenas críticas, imponiéndoles multas astronómicas. Algunos diarios han tenido que reducir su número de páginas debido al precio del papel.

Contexto sociocultural

Los periodistas que cuestionan a personalidades del ámbito religioso se enfrentan, en ocasiones, a juicios por “insultos”. Los temas relativos a la violencia de género u otras formas de abusos, especialmente cuando los abordan mujeres periodistas, pueden desencadenar campañas de odio en las redes sociales.

Seguridad

Desde las elecciones locales de 2019, la espiral de violencia contra los periodistas críticos con la alianza gubernamental (AKP-MHP) no ha cesado de recrudecerse. Con las elecciones de 2023 en el horizonte, grupos ultranacionalistas alentados por los discursos políticos contra la prensa, pagan su enfado, en plena calle, con reporteros, columnistas, comentaristas o periodistas ciudadanos que cubren temas políticos o evocan la crisis económica.