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La República Popular Democrática de Corea (RPDC), uno de los regímenes más autoritarios del mundo, ejerce un control férreo de la información y prohíbe estrictamente el periodismo independiente.
Panorama mediático
La Agencia Central de Prensa Coreana (KCNA), portavoz oficial del gobierno, es la única fuente de información autorizada para los medios de Corea del Norte. El régimen controla estrechamente la producción y distribución de la información, y prohíbe terminantemente el periodismo independiente. Algunas agencias de prensa extranjeras, como Agence France-Presse (AFP) y Kyodo News, están oficialmente presentes en el país, pero operan bajo una estrecha vigilancia, que perjudica su capacidad para informar.
Contexto político
Kim Jong-un, hijo y nieto de los difuntos dictadores Kim Jong-il y Kim Il-sung, es el líder supremo de un régimen totalitario, cuyo poder se basa en la vigilancia, la represión, la censura y la propaganda. Vigila personalmente que los medios solo difundan contenidos que glorifiquen al partido, al ejército y a él mismo.
Marco legal
El artículo 67 de la Constitución norcoreana consagra la libertad de prensa, pero el régimen pisotea sistemáticamente este principio.
Contexto económico
El Estado controla todos los medios nacionales. Las cadenas de televisión y de radio están técnicamente limitadas para recibir solo las señales de las estaciones gestionadas por el gobierno. El refuerzo a las medidas de protección en las fronteras ha hecho casi imposible el contrabando de documentos mediáticos extranjeros en el país.
Contexto sociocultural
El régimen ha autorizado la generalización del uso de teléfonos móviles, incluidos los smartphones, pero ha desarrollado medidas técnicas que permiten un control casi absoluto de las comunicaciones en el seno de la intranet nacional. El mero hecho de consultar un medio con sede en el extranjero puede suponer una estancia en un campo de concentración.
Seguridad
En línea con la voluntad del régimen de aislarse completamente del mundo, varios periodistas han sido detenidos, deportados, enviados a campos de trabajos forzados o asesinados por haberse desviado del relato del partido. En 2017, el gobierno llegó a condenar a muerte -en su ausencia- a periodistas surcoreanos simplemente por comentar la situación económica y social del país.