Clasificación 2023
160/ 180
Puntuación: 36,66
Indicador político
162
36.04
Indicador económico
157
33.33
Indicador legislativo
169
25.47
Indicador social
154
38.26
Indicador de seguridad
125
50.19
Clasificación 2022
161/ 180
Puntuación: 36,64
Indicador político
159
36.06
Indicador económico
172
20.92
Indicador legislativo
167
31.58
Indicador social
160
44.00
Indicador de seguridad
123
50.64

Con un control absoluto de los medios por parte del aparato del Estado, Laos sigue siendo un agujero negro informativo, del que salen pocas informaciones fiables.

Panorama mediático

El gobierno ejerce un control casi total sobre la prensa: los 24 periódicos, 32 cadenas de televisión y 44 radios del país están obligados a seguir la línea decretada por el Comisariado del Pueblo para la Propaganda, liderado por los tres periódicos del partido en el poder: Pathet Lao, Vientiane Mai y Paxaxon. Hay dos diarios en lenguas extranjeras, el anglófono Vientiane Times y el semanario francófono Le Rénovateur, publicados ambos por la Lao Press in Foreign Languages, una agencia del Ministerio de Información y Cultura. La Lao National Radio es el medio más importante para el 70% de los habitantes del país. Conscientes de las restricciones impuestas a los medios oficialistas, un número creciente de laosianos se está abriendo a las redes sociales.

Contexto político

El Partido Revolucionario Popular de Laos (PPRL) vigila estrechamente a la prensa y hace imposible la creación de medios independientes. En el corazón de este sistema, los dignatarios del poder, a menudo descendientes de la antigua aristocracia, cercenan la información. Este entorno político es factor de autocensura y explica por qué los periodistas se limitan a copiar los teletipos de la Khaosan Pathet Lao (KPL), la agencia gubernamental. Desde 2016, los medios extranjeros son tolerados en Laos, a condición de que sometan sus contenidos a la censura previa del PPRL. Como resultado, solo las agencias de prensa china (Xinhua) y vietnamita (VNA) han abierto oficinas en Vientián.

Marco legal

La Constitución garantiza a los ciudadanos  “la libertad de expresión”, pero prohíbe a los medios atentar contra “los intereses nacionales” o la “cultura tradicional”. El código penal permite encarcelar a periodistas que critican al gobierno, una prerrogativa que se extiende a los usuarios de Internet, por un decreto de 2014. Los proveedores de acceso a la red son obligados a compartir con las autoridades los nombres, profesiones e historiales de búsqueda de los internautas.

Contexto económico

El gobierno posee el grueso de los medios de forma directa. El desarrollo progresivo, pero tímido, de la blogosfera ha sido posible por los avances tecnológicos: mejora de las infraestructuras de telecomunicaciones, mejor acceso a Internet y aumento del número de usuarios de teléfonos móviles inteligentes. La censura en la red todavía es débil, ya que las autoridades no disponen de herramientas, ni de recursos suficientes, para bloquear el acceso a las webs que consideraría política o culturalmente “sensibles”.

Contexto sociocultural

El partido reprime toda forma de expresión colectiva libre. Gracias a la gran cercanía lingüística de las lenguas lao y thaï, los jóvenes laosianos siguen lo que sucede en las redes sociales tailandesas e incluso lanzaron, en 2020, algo inédito: un movimiento de protesta en Internet #SiLosPolíticosLaosianosFuesenBuenos (#ຖ້າການເມືອງລາວດີ), para denunciar la ausencia de libertad de expresión el país.

Seguridad

El cerrojazo a la información es tal que el margen de maniobra de los periodistas en los medios oficiales es prácticamente nulo. En 2018, a varios reporteros locales y extranjeros se les prohibió la cobertura del hundimiento de una presa sobre el Mekong. Los medios en Internet independientes están severamente reprimidos: la bloguera Muay Littlepig fue condenada a cinco años de prisión en 2019, por haber querido informar a sus conciudadanos sobre unas inundaciones.