Clasificación 2023
149/ 180
Puntuación: 40,22
Indicador político
118
49.00
Indicador económico
154
34.31
Indicador legislativo
163
30.19
Indicador social
144
45.23
Indicador de seguridad
138
42.36
Clasificación 2022
143/ 180
Puntuación: 43,16
Indicador político
97
54.42
Indicador económico
130
34.90
Indicador legislativo
144
44.91
Indicador social
155
45.00
Indicador de seguridad
141
36.58

Desde la muerte del dirigente libio Muamar el Gadafi, en 2011, el país está sumido en una profunda crisis. Medios y periodistas se ven habitualmente obligados a defender a una de las partes en conflicto, en detrimento de la independencia editorial.

Panorama mediático

Libia es un auténtico agujero negro informativo. La mayoría de los medios y de los periodistas ha huido del país y los que quedan tratan de garantizar su seguridad trabajando para uno de los contendientes, mientras que los periodistas extranjeros no pueden realizar coberturas. Transformados en partes activas del conflicto, los medios tradicionales ya no juegan su papel de garantes de una información libre, independiente y equilibrada, capaz de reflejar los auténticos retos de la sociedad libia y, más en concreto, las aspiraciones de los jóvenes. Éstos encuentran en las redes sociales un espacio abierto al diálogo, pero también propicio a la radicalización y al discurso del odio. Con todo, están surgiendo algunas iniciativas que intentan alumbrar un nuevo modelo mediático más independiente.

Contexto político

Tras una década salpicada por los conflictos armados, bajo los que subyace una guerra civil, los partidarios del antiguo gobierno de unión nacional de Trípoli y las tropas del mariscal Haftar, auspiciadas por la ONU, pactaron un alto el fuego, en marzo de 2021. El empresario Abdel Hamid Dbeibah fue nombrado jefe de este nuevo gobierno libio unificado, con la supuesta misión de convocar unas elecciones generales que son constantemente aplazadas. En cuanto a los periodistas, se ven obligados a doblegarse al posicionamiento adoptado por los medios para los que trabajan, lo que acarrea una desinformación crónica, mientras la corrupción campa a sus anchas. En el este del país, están sometidos al poder del general Khalifa Haftar y ningún medio puede criticar a los militares.

Marco legal

Ningún organismo de regulación de la prensa, ni ninguna ley-marco garantiza el derecho de acceso a la información, ni impone el respeto al pluralismo y a la transparencia de los medios; ninguna ley ampara, tampoco, la libertad de expresión, la seguridad de los periodistas y el derecho a una información fiable. Algunos textos en vigor relativos a la libertad de expresión tienen más de 50 años y los delitos de prensa siguen siendo punibles con penas privativas de libertad.

Contexto económico

La financiación de los medios privados depende de los ingresos publicitarios de grupos dirigidos por empresarios próximos a los líderes y dignatarios políticos. La connivencia entre lo político y lo mediático, así como la opacidad de los contratos publicitarios merman la independencia de los medios y los periodistas. Éstos trabajan en condiciones precarias y pueden ser despedidos de forma arbitraria, según convenga a los intereses de sus empleadores.

Seguridad

Desde hace años, los periodistas son el blanco de intimidaciones, violencia física, y acoso psicológico, si bien la situación parece haber mejorado en 2021. Los atropellos contra los reporteros son tanto más frecuentes cuanto que gozan de una impunidad total. Las amenazas a los profesionales de la información provienen especialmente de las milicias, que no dudan en atacarlos y encarcelarlos regularmente.