Los medios moldavos están divididos entre los prorrusos y los pro-occidentales. Los oligarcas y los líderes políticos ejercen una gran influencia en sus líneas editoriales.
Panorama mediático
Diverso, pero extremadamente polarizado, el panorama mediático es la viva imagen de un país marcado por la inestabilidad política y el peso de los oligarcas. Los grandes medios, como TV6, NTV Moldova o Prime TV, están en manos de cargos políticos. El imperio mediático levantado por el millonario ex líder del Partido Demócrata, Vladimir Plahotniuc, ha perdido su influencia y ha sido rápidamente reemplazado por un nuevo holding mediático, en este caso afín al prorruso Partido de los Socialistas.
Contexto político
Mientras que una parte de los medios se atreve a lidiar con temas comprometidos para las autoridades, otros se limitan a seguir la agenda política del partido al que son afines. Hasta su revocación por la nueva mayoría parlamentaria elegida en 2021, el Consejo del Audiovisual se dedicó a acordar licencias de difusión a cadenas próximas a los socialistas, que redifunden constantemente contenidos de propaganda producidos en Rusia.
Marco legal
La libertad de prensa y el derecho a la información están garantizados por la ley, y las buenas prácticas, por un código de deontología periodística. Pero, en la práctica, las leyes que rigen el sector se aplican de manera arbitraria por parte de organismos de regulación sesgados políticamente. El acceso a la información se vulnera regularmente y las acciones judiciales abusivas por difamación siguen siendo frecuentes.
Contexto económico
Los grupos mediáticos cercanos a personajes políticos y poderosos oligarcas dominan el mercado de la publicidad, en detrimento de los medios independientes. Enfrentados a un entorno económico difícil, éstos carecen de recursos y atraviesan dificultades financieras, que afectan a su capacidad para contratar a personal cualificado que genere trabajo de calidad. Para paliar estas carencias, muchos buscan el apoyo financiero de donantes extranjeros.
Contexto sociocultural
Aunque el contexto social y cultural rara vez impide a los periodistas ejercer su profesión, algunos asuntos, como las consecuencias de la crisis de la Covid-19, siguen siendo sensibles. Estos temas delicados pueden favorecer la autocensura o la denigración de los medios por motivos étnicos, religiosos o de género.
Seguridad
Algunos periodistas son objeto de insultos o intimidaciones frecuentes por parte de representantes del Estado y de responsables políticos, cuyos seguidores recurren, en ocasiones, al ciberacoso contra profesionales que consideran hostiles a su ideología. El acceso de los reporteros a Transnistria, la provincia oriental separatista apoyada por Rusia, requiere de una acreditación especial.