África
Burundi
-
Clasificación 2023
114/ 180
Puntuación: 52,14
Indicador político
109
51.50
Indicador económico
75
48.82
Indicador legislativo
116
55.41
Indicador social
131
52.12
Indicador de seguridad
118
52.84
Clasificación 2022
107/ 180
Puntuación: 55,74
Indicador político
114
50.03
Indicador económico
80
44.67
Indicador legislativo
113
59.55
Indicador social
139
52.78
Indicador de seguridad
77
71.66

A pesar de los mensajes favorables enviados por el nuevo presidente Evariste Ndayishimiye, el entorno sigue siendo muy hostil para el periodismo en Burundi, donde una periodista ha sido condenada en firme a 10 años de prisión por acusaciones infundadas.

Panorama mediático

Considerado antaño como uno de los más dinámicos de la región de los Grandes Lagos, el panorama mediático burundés se ha empobrecido considerablemente desde la tentativa fallida de golpe de estado de 2015 y la posterior crisis. Varias emisoras de radio fueron destruidas o forzadas al exilio, fundamentalmente a Ruanda. Radio-Télé Isanganiro, Bonesha FM y el grupo de prensa Iwacu forman parte de los medios más seguidos e independientes. La emisora Rema FM y la radiotelevisión RTNB también tienen una audiencia importante, pero están totalmente alineadas en la defensa y la promoción del régimen actual.

Contexto político

Tras la muerte del presidente Pierre Nkurunziza en 2020, su sucesor, el general Ndayishimiye, prometió la normalización de las relaciones con los medios burundeses, pero esta promesa nunca se ha llegado a concretar. El CNDD-FDD, en el poder desde 2005, es un partido-Estado que no tolera ninguna voz discordante. Se vigila a la prensa muy de cerca, hasta el punto de que en determinadas provincias, los periodistas deben tener una autorización o estar acompañados por un miembro de un medio estatal para poder abordar ciertos temas. La policía de los medios, el Consejo Nacional de Comunicación (CNC) está totalmente sometida al régimen y el presidente designa a sus miembros.

Marco legal

Aunque la libertad de expresión está garantizada por la Constitución y la ley de prensa, el marco legal actual no ofrece ninguna medida de protección concreta en favor del libre ejercicio del periodismo. A finales de 2022, la censura a la que estaba sometido el digital Iwacu desde hacía cinco años llegó a su fin. En 2020, los cuatro periodistas de Iwacu que habían pasado más de un año encarcelados tras ser detenidos cuando iban a realizar un reportaje, solo consiguieron su liberación a través de un indulto presidencial. A principios de 2023, una periodista acusada de "atentar contra la integridad del territorio nacional" fue condenada a diez años de cárcel, tras un procedimiento sin garantías basado en acusaciones infundadas.

Contexto económico

Burundi es uno de los países más pobres del mundo y el mercado publicitario es mínimo. En este contexto, resulta muy difícil que un medio sobreviva  sin el apoyo del régimen, de otras instituciones u ONG extranjeras.

Contexto sociocultural

El régimen ha instaurado una auténtica cultura del terror tanto en las redacciones, que sucumben mayoritariamente a la autocensura, como en el resto de la sociedad. Cuando realizan un reportaje, los periodistas suelen encontrarse con un “comité de bienvenida”, personas sin libertad de expresión elegidas por las autoridades. El régimen considera a los periodistas como patriotas que deben ser formados como tales. Quienes no lo sean son considerados enemigos de la nación.

Seguridad

Los periodistas burundeses viven con el temor de ser amenazados, agredidos o detenidos. La represión puede provenir de las autoridades o de los militantes del partido gobernante, como la muy violenta milicia de jóvenes Imbonerakure, que usa a la vez la violencia y el chantaje para acallarlos. En 2021, el presidente se ensañó públicamente con dos periodistas burundeses que trabajaban en el extranjero, acusándolos de destruir el país. Cualquiera que cometa atropellos contra los profesionales de la información goza de total impunidad.