Irán forma parte de los 10 peores países de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF y se mantiene como uno de los más represores para los periodistas.
Panorama mediático
En un panorama mediático ampliamente controlado por el régimen islámico, las principales fuentes de información son los medios basados en el extranjero. Los periodistas y los medios independientes en Irán están sometidos a una represión diaria, en forma de detenciones arbitrarias o severas condenas, dictadas en procesos inicuos por tribunales revolucionarios.
Contexto político
El Guía Supremo, Ali Jamenei, acusa regularmente a la prensa independiente de estar manipulada por fuerzas extranjeras. Como líder de las principales instituciones políticas, militares y judiciales del país, ordena detenciones de periodistas y les impone largas condenas de prisión, cuando no la pena capital.
Marco legal
El artículo 24 de la Constitución garantiza la libertad de prensa, pero la ley de 1986 sobre la prensa (reformada en 2000, y en 2009, para incluir las publicaciones en Internet) permite a las autoridades en el poder vigilar que los periodistas no “atenten contra la república islámica”, “ofendan al clero y al Guía Supremo” o “difundan informaciones falsas”.
Contexto económico
Castigado con sanciones sin precedentes y gangrenado por la corrupción, Irán está en una situación económica alarmante, que afecta gravemente a los medios y a los periodistas. Varios medios de comunicación han sido cerrados durante los últimos años y un centenar de profesionales ha perdido su empleo.
Contexto sociocultural
La sociedad iraní es dinámica y progresista, gracias esencialmente a la juventud y a las mujeres, que reclaman mayores libertades y respeto a los derechos fundamentales, entre los que figura la libertad de información. Sin embargo, los temas relacionados con la religión y los derechos de las mujeres siguen siendo difíciles de tratar.
Seguridad
Al menos 1000 periodistas y periodistas ciudadanos han sido detenidos, asesinados, desaparecidos o ejecutados por el régimen iraní desde 1979. Esta represión contra la libertad de información no se limita a las fronteras interiores del país. Los corresponsales iraníes de medios internacionales también padecen fuertes presiones.