Bosnia-Herzegovina

La polarización política, los repetidos ataques verbales y la retórica nacionalista, hacen que en Bosnia-Herzegovina exista un ambiente poco propicio para la libertad de prensa. Las divisiones étnicas se perciben en la línea editorial de los medios de comunicación. Cada vez son más frecuentes los discursos de odio. Los periodistas siguen siendo blanco de ataques, tanto por sus orígenes étnicos como por sus textos periodísticos, especialmente si abordan la inmigración. Los procesos judiciales por difamación emprendidos por políticos sirven para intimidar a los periodistas y disuadirlos de continuar con su trabajo. Se sigue empleando a los medios de comunicación con fines políticos, sobre todo a las radiodifusoras públicas, aunque también en las privadas, y especialmente en internet. Aunque se han producido avances en la aplicación de las leyes contra la difamación, estas continúan generando autocensura en los periodistas. Aun así, el periodismo de investigación desempeña una importante función en el país, donde numerosos medios digitales han destapado importantes casos de corrupción. Sin embargo, ningún avance legislativo ha contribuido a mejorar el trabajo de los periodistas en general, ni se ha promulgado ninguna ley sobre los medios digitales, ni tampoco ha habido progresos hacia transparencia de la propiedad de los medios. En 2020, la pandemia de Covid-19 debilitó y amenazó particularmente la libertad de prensa. El gobierno organizó conferencias de prensa sin periodistas físicamente presentes y los funcionarios evitaron responder a preguntas clave sobre la idoneidad de las medidas gubernamentales. En algunos casos, autoridades e instituciones públicas obstaculizaron directamente el trabajo de los periodistas y, en otros, los acusaron de hacer "reportajes inexactos y maliciosos".