Uganda

En Uganda, los periodistas enfrentan intimidaciones y actos de violencia casi de forma cotidiana. A menudo son blanco de los servicios de seguridad –los principales autores de las violaciones a la libertad de prensa en el país–, que los detienen de forma arbitraria, como les sucedió en 2019 a reporteros que investigaban el tráfico de medicamentos falsos. Cualquier crítica al gobierno puede hacer que el periodista sea detenido, secuestrado, golpeado o que le quiten su equipo; agresiones que permanecen impunes. El régimen del presidente Yoweri Museveni, que lleva 35 años en el poder, no tolera las críticas y a menudo pronuncia discursos de odio contra la prensa. En una conferencia de prensa realizada en 2018 llamó a los periodistas “parásitos”. Su reelección a principios de 2021 se produjo tras una campaña particularmente represiva, en la que RSF registró más de 40 ataques contra medios y periodistas en las semanas previas a los comicios. Las autoridades cargaron a golpes de porra, de censura -cortes de internet-, y de desinformación -calificaron a algunos periodistas de agentes de la CIA-. La persecución de periodistas se vio reforzada con la creación, en junio de 2017, de una brigada de oficiales de seguridad y de expertos informáticos encargados de vigilar los perfiles en Facebook y otras redes sociales. Desde 2018, las cuentas en las redes sociales están gravadas con un impuesto, el primero de este tipo en el continente, que constituye un nuevo obstáculo para los periodistas y los medios de comunicación del país. Facebook incluso ha suspendido algunas cuentas de cargos oficiales y militantes por “manipulación del debate público”. Para amordazar a los medios de comunicación las autoridades usan a menudo la acusación de traición, delito sancionado severamente por el Código Penal. No es raro que el gobierno interfiera directamente en la difusión de ciertos reportajes televisivos, pidiendo a los canales que supriman programas. En 2019 la policía irrumpió en las instalaciones de tres radios privadas para impedir que un líder de la oposición tomara la palabra.