Kenia

La libertad de prensa está garantizada por la Constitución de 2010, pero aún cuenta con escaso respeto y depende en gran medida del contexto político y del entorno económico. En 2020, la economía se vio debilitada por la crisis sanitaria, y las consecuencias para el sector de los medios fueron particularmente graves. Según el principal sindicato del país, se recortaron al menos 300 puestos trabajo de periodistas y, en muchas emisoras de radio, los programas informativos fueron sustituidos por espacios musicales. Los grupos políticos siguen teniendo una gran influencia en los medios de comunicación, tanto públicos como privados y existe una gran autocensura para evitar abordar temas que molesten o puedan afectar a las fuentes de ingresos. La impunidad es la regla. Se realizan pocas investigaciones sobre las agresiones a periodistas y rara vez se juzga a los responsables, como lamentan organizaciones locales. Si los periodistas cubren las actividades organizadas por la oposición, describen de manera negativa al partido en el poder del presidente Uhuru Kenyatta (el partido del presidente) o hablan de las deficiencias del gobierno, pueden pagarlo caro. A inicios de 2018 cuatro canales de televisión privados fueron suspendidos por haber desobedecido la prohibición del presidente de difundir la investidura simbólica de Raila Odinga, su principal opositor político. En 2019, el principal grupo de medios de comunicación privado del país fue blanco de una campaña de trolling emprendida por activistas cercanos al gobierno. Durante las campañas electorales, suelen recrudecerse las agresiones y los periodistas sufren frecuentes ataques físicos por parte de las fuerzas de seguridad y de la población, intimidaciones y amenazas públicas de políticos y la confiscación de su equipo por parte de los agentes del orden.