Los periodistas haitianos padecen una importante carencia de recursos financieros, una falta de apoyo económico por parte de las instituciones y un difícil acceso a la información. Desde 2021, también son el blanco de bandas criminales, y víctimas de amenazas, ataques, secuestros o asesinatos con total impunidad. Desde la caída del gobierno de Ariel Henry en marzo de 2024, el periodismo está aún más acorralado entre una ola de violencia generalizada y la crisis social, económica y política.
Panorama mediático
La radio es el medio más popular en Haití. Más de 700 cadenas de radio y de televisión emiten en el país, pero sólo la mitad trabaja legalmente con una licencia de la Conatel, el organismo regulador de las comunicaciones. Los medios privados, muy cercanos a los intereses de sus accionistas, tienen dificultades para expresar sus propios puntos de vista sin autocensurarse. El gran grupo de medios públicos de Haití es la empresa nacional de radiotelevisión RTNH.
Contexto político
Haití lleva varias décadas asolado por una profunda crisis política y social. El asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, en un clima general de inseguridad y violencia, ha desembocado en una nueva era de incertidumbre en el país. A pesar de la promesa de celebrar elecciones, el gobierno de transición del primer ministro Ariel Henry se ha mantenido en su posición durante casi tres años. Ante esta toma de poder, considerada ilegítima, se produjeron numerosas manifestaciones en febrero de 2024, y el 13 de marzo, mientras las bandas armadas controlaban el 80% de la capital, Puerto Príncipe, Ariel Henry dimitió. Esta crisis agravada tiene un impacto directo en los periodistas, víctimas de un aumento de la violencia.
Marco legal
La Constitución garantiza la libertad de prensa, pero en la práctica los periodistas se enfrentan a numerosas dificultades. Incluso cuando informan a las autoridades competentes sobre amenazas de muerte creíbles, estos casos raramente van más allá de una simple presentación de denuncia, y los profesionales de los medios quedan desprovistos de medidas legales que protejan su seguridad.
Contexto económico
Desde hace aproximadamente un siglo, Haití es uno de los países más pobres del continente americano. Su economía, basada fundamentalmente en la agricultura, es muy vulnerable a los eventos climáticos. El país también es muy dependiente de las ayudas internacionales y de los envíos de fondos de los migrantes. El periodismo es uno de los empleos peor remunerados. Con la excepción de los empleados de los medios públicos y algún medio privado, los periodistas tienen dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.
Contexto sociocultural
Haití es un país culturalmente rico (arte, música, danza, teatro, etc.). Estos recursos son un factor de desarrollo, pues muestran una imagen diferente del país y atraen a los turistas. Las infraestructuras de la isla se ven dañadas regularmente por las sucesivas catástrofes naturales.
Seguridad
Desde 2018, las protestas, a menudo violentas, se multiplican en el país. Las intimidaciones y los ataques cometidos por las fuerzas del orden y por los manifestantes contra los periodistas son habituales. La profesión, cada vez más estigmatizada y vulnerable, también está en el punto de mira de las bandas desde 2021. Los periodistas son secuestrados o asesinados con total impunidad. En 2022, al menos seis de ellos perdieron la vida por motivos profesionales, lo que sitúa a Haití en la lista de los países más peligrosos para los periodistas en la región. En ausencia de un Estado de derecho, esta violencia creciente se comete con total impunidad. A medida que el control de las bandas se extiende por la capital, Puerto Príncipe, los periodistas se ven confinados a unos pocos barrios donde aún pueden realizar su trabajo, y no sin riesgo. Muchos de ellos han tenido que resignarse al exilio.