Polonia

El gobierno ha consolidado su control sobre el sector audiovisual público mientras persigue una estrategia de "repolonización" de los medios privados con el objetivo último y declarado de influir en su línea editorial y, por lo tanto, de censurarlos. Durante la campaña presidencial, los medios estatales favorecieron al presidente saliente -y candidato ganador-, Andrzej Duda, a la vez que trataban de desacreditar al principal candidato de la oposición. En la radio pública han continuado las salidas de periodistas veteranos con un motivo emblemático: el intento de la dirección de censurar una canción crítica con el gobierno. Por su parte, la televisión pública TVP participó en la campaña de odio del gobierno contra las voces críticas, dirigida en particular al canal privado TVN. Como parte de esta "repolonización", la empresa petrolera Orlen, controlada por el Estado, ha anunciado que ha comprado a su propietario alemán 20 de las 24 cabeceras regionales que publica Polska Press y que en internet reciben las visitas de 17 millones de usuarios. La proposición de un nuevo impuesto a los ingresos publicitarios, que ha provocado un movimiento de “pantallas en negro” ampliamente secundado, constituye una amenaza para los medios independientes que, ya debilitados por las secuelas económicas de la crisis del coronavirus, se volverían aún más vulnerables a la estrategia de censura del gobierno. Mientras tanto, en múltiples ocasiones, la policía ha sido incapaz de proteger a los periodistas que cubrían las protestas y los propios agentes utilizaron la violencia o las detenciones arbitrarias para socavar el derecho a la información. Así ocurrió en primavera cuando, amparándose en las leyes de la pandemia, las autoridades amenazaron con multar a dos periodistas y detuvieron a uno de ellos mientras cubrían protestas contra el gobierno. Finalmente, aunque el espacio digital también corre el riesgo de verse sujeto a una regulación politizada, cada vez más periodistas se ven obligados a refugiarse en la Red por razones políticas -este es el caso de los ex trabajadores de la radio pública que crearon Radio 357 en internet-, o por motivos económicos, como el semanario Wprost, que ha dejado de aparecer en papel.