Nigeria

Nigeria ya forma parte de los países de África Occidental más peligrosos y difíciles para los periodistas. En este país a menudo se les vigila, agrede, detiene arbitrariamente y hasta se les asesina. La reelección de Muhammadu Buhari a inicios de 2019 estuvo marcada por una difusión sin precedentes de desinformación, en especial en las redes sociales. Los gobernadores regionales, que gozan de gran poder, suelen ser los más agresivos contra los medios y actúan con toda impunidad. En 2018, un gobernador hizo que destruyeran parte de las oficinas de una radio, después de que esta difundiera una serie de reportajes críticos sobre la gestión gubernamental local. La libertad en internet se ve limitada por la ley de delitos digitales de 2015, que se ha utilizado ampliamente para detener y perseguir de forma abusiva a periodistas y blogueros. Desde julio de 2019, tres periodistas han sido asesinados a tiros en manifestaciones, especialmente las del del Movimiento Islámico de Nigeria. No se ha realizado ninguna investigación seria para identificar a los responsables. La impunidad suele beneficiar directamente a la policía, a la que se atribuye la responsabilidad por la muerte de un joven periodista en formación al que detuvieron en octubre de 2020. Las grandes manifestaciones que sacudieron al país en 2020 desencadenaron un estallido de violencia contra los medios. Muchas redacciones sufrieron incendios y numerosos periodistas fueron agredidos. A pesar de que existe un verdadero pluralismo –Nigeria, el país más poblado de África, cuenta con un centenar de diarios independientes–, es difícil abordar temas políticos relacionados con el terrorismo, las malversaciones financieras de los poderosos o los conflictos entre comunidades. Prueba de esto último son las amenazas que recibió en 2020 un periodista de investigación: después de indagar sobre las masacres en el estado de Kaduna, muchas de las personas que fueron sus fuentes fueron asesinadas o murieron en circunstancias sospechosas.