Eritrea

Desafortunadamente el acuerdo de paz que Eritrea firmó con la vecina Etiopía en 2018, no dio lugar a la apertura de esta dictadura en donde la libertad de información no tiene cabida. Desde la ola de represión emprendida en 2001 contra los medios de comunicación independientes, RSF no ha cesado de insistir en que se ponga en libertad a los periodistas detenidos y que se den muestras de que siguen con vida. Según datos de nuestra organización, al menos once periodistas se encuentran encarcelados sin que se les permita ver a su familia o a un abogado. La prensa, como toda la sociedad de Eritrea, está sometida por completo a la arbitrariedad del presidente Isaías Afeworki, predador de la libertad de prensa y responsable de crímenes contra la humanidad, según un informe de la ONU publicado en junio de 2016. "Ni lo pondremos en libertad, ni tendrá un juicio", dijo en una entrevista en 2009 refiriéndose al periodista sueco-eritreo Dawit Isaak, quien ha estado incomunicado en condiciones espantosas durante 20 años. RSF lamenta que los tribunales suecos no hayan dado seguimiento, por el único motivo de que el régimen de Asmara no querría cooperar, a la denuncia penal presentada en 2020 contra el dictador y siete de sus colaboradores más cercanos. Ante una situación estancada desde hace dos décadas, Radio Erena, que celebró sus diez años de existencia en 2019, sigue siendo un faro de esperanza para quienes desean conocer la situación en Eritrea. La única radio independiente y apolítica del país, no se encuentra en territorio eritreo, sino que la llevan desde París periodistas eritreos exiliados que buscan ofrecer información libre a la población de Eritrea. A menudo el gobierno eritreo interfiere su señal. Incluso en línea es difícil acceder a información veraz. La tasa de penetración de internet, inferior a 2%, es una de las más bajas del mundo. Los eritreos son vigilados de cerca por el Estado. En los cibercafés deben presentar una identificación para poder conectarse a internet.