Chad

No es bueno ser periodista en Chad. En 2020 aumentaron las presiones cuando restaba un año para las elecciones presidenciales, programadas para octubre de este año. Más de una docena de periódicos han sido suspendidos bajo la nueva ley de prensa, que requiere un nivel mínimo de capacitación para poder dirigir una redacción. Lo que en apariencia es voluntad de profesionalizar el sector, en realidad amenaza con la desaparición de muchas cabeceras independientes. A menudo las autoridades detienen a los reporteros por los textos que publican. Buena parte de ellos son puestos en libertad rápidamente, pero otros periodistas permanecen detenidos de manera arbitraria durante semanas, incluso meses, y algunos padecen maltrato físico cuando se encuentran recluidos. En 2019 el director de una publicación –que primero fue acusado de difamación por una exministra– fue condenado a tres años de prisión por “asociación de malhechores informáticos”, en un caso completamente fabricado a fin de detenerlo. El periodista sufrió agresiones en prisión, donde padece condiciones execrables. En el país no se toleran reportajes ni artículos sobre la impunidad o que critiquen al presidente Idriss Deby Itno y su entorno. Si los periodistas extranjeros abordan estos temas pueden ser expulsados del país; si los reporteros locales lo hacen, pueden ser secuestrados o padecer detenciones arbitrarias y los medios de comunicación nacionales pueden ser suspendidos, como le sucedió a un semanario en 2018. Los periodistas también se enfrentan a la amenaza del terrorismo: en 2019 un camarógrafo de la televisión nacional murió por la explosión de una mina. Asimismo, los profesionales de la información fueron víctimas de la violencia de las fuerzas del orden cuando cubrieron las manifestaciones contra el gobierno. En 2020, la policía disparó gases lacrimógenos en el patio de una emisora de radio privada y detuvo a 30 periodistas que se encontraban trabajando o en formación, lo que fue denunciado con un "día sin radio". Una reacción que recuerda a la “jornada sin prensa” organizada dos años antes y que muestra que las organizaciones de periodistas locales no guardan silencio ante la represión. La mordaza también se aplica en internet. Entre 2018 y julio de 2019, las redes sociales estuvieron cortadas durante 470 días consecutivos, lo que convirtió a Chad en uno de los peores censores en línea del continente africano en los últimos años.