La llegada al poder de Samia Suluhu Hassan en marzo de 2021, tras la súbita muerte del presidente John Magufuli, que poco a poco derivó al país hacia el autoritarismo y la represión mediática, ha dejado entrever algunos signos de esperanza, que tardan en afianzarse.
Panorama mediático
Con 257 diarios, 200 emisoras de radio, 46 cadenas de televisión, 474 webs de televisión y un centenar de webs de información a principios de 2022, Tanzania tiene un panorama mediático amplio y dinámico. Los canales de YouTube como Ayo TV o Global TV son cada vez más populares, pero tienden a favorecer el entretenimiento en detrimento de una información independiente de calidad.
Contexto político
Los responsables políticos son propietarios de medios o tienen influencia sobre muchos de ellos. Esto se traduce en una cobertura favorable a su favor, que afecta a la independencia editorial. Durante la campaña presidencial de 2015, los costes de desplazamiento de casi todos los periodistas corrieron a cargo de los partidos políticos. El gobierno bloquea sistemáticamente el acceso a las informaciones de interés público sobre la seguridad o el desarrollo.
Marco legal
La ley de 2016 sobre el servicio de los medios criminaliza la difamación y da poder al gobierno para poder suspender un periódico, y la que regula la seguridad nacional permite que las autoridades puedan tomar medidas contra cualquier artículo relativo a informaciones clasificadas. Publicar estadísticas no oficiales también puede conllevar multas y penas de prisión. Desde el comienzo de la crisis sanitaria de 2020, la publicación de informaciones “relativas a una enfermedad mortal” o la difusión de contenidos por parte de medios extranjeros sin la aprobación de las autoridades están prohibidas. Las promesas del nuevo gobierno sobre la modificación de este marco legal represivo y liberticida siguen sin concretarse.
Contexto económico
Los periodistas tienen salarios bajos y empleos precarios. Por otro lado, el gobierno juega un papel fundamental en la economía de los medios. Los ingresos por publicidad estatal representan entre el 40% y el 80% del presupuesto de los diarios privados, y las cabeceras que se alejen de la línea del régimen dejan de percibirlos inmediatamente. No obstante, en febrero de 2022, el ministro de la Información anunció que el gobierno repartiría su publicidad de forma más equitativa.
Contexto sociocultural
La cultura del silencio, muy presente en Tanzania, impide que se realicen investigaciones de interés público y la crisis del Covid-19 no ha hecho más que intensificar este clima. El anterior jefe del Estado decidió no aportar ninguna información sobre los contagios en el país, aludiendo abiertamente en sus discursos a la teoría de un “complot de Occidente”.
Seguridad
Los medios y los periodistas críticos con las autoridades se enfrentan a suspensiones y detenciones, pero también a secuestros, como sucedió con un periodista en 2022. El periodista Azory Gwanda, que investigaba los asesinatos de funcionarios locales, desapareció en noviembre de 2017 ante el total desprecio de las autoridades.