Secuestro de Giuliana Sgrena

Reporteros sin Fronteras manifiesta todo su horror y su angustia tras la difusión, el 16 de febrero de 2005 al final de la mañana, de un vídeo en el que aparece Giuliana Sgrena implorando, entre lágrimas, la retirada de las tropas italianas de Irak. "Nos sentimos aun mucho más preocupados porque nadie ha olvidado el terrible asesinato de su colega Enzo Baldoni, que estuvo precedido de una reivindicación similar", ha declarado la organización. "Hacemos un llamamiento solemne a las instancias internacionales, con la Unión Europea en cabeza, para que movilicen todas sus fuerzas a fin de conseguir la liberación de Giuliana Sgrena. Es urgente demostrar una auténtica solidaridad europea y mundial, frente a este horrible chantaje. Son muchos todavía los Estados y las personalidades políticas de primer rango que no han pedido la liberación de la periodista italiana. Tienen que hacerlo hoy mismo", ha añadido la organización. "Finalmente, recordamos a los secuestradores que Giuliana Sgrena es una periodista que no ha hecho más que cumplir con su trabajo, entre otras cosas contando las condiciones de vida de los iraquíes. No es una espía, y no debe pagar con su vida las decisiones del gobierno italiano", ha finalizado Reporteros sin Fronteras. En el vídeo, difundido por algunas televisiones italianas, Giuliana Sgrena, enviada especial en Irak del diario Il Manifesto secuestrada el 4 de febrero, aparece muy afectada. Entre lágrimas, pide la retirada de las tropas italianas de Irak. También hace un llamamiento a su compañero, Pietro Scolari, para que le ayude. Se trata de las primeras imágenes de la periodista, desde que fue secuestrada. "Nadie debe venir a Irak, haced algo por mí, presionar al gobierno para que retire sus tropas. Mi vida depende de vosotros", suplica. El vídeo habría sido enviado por los secuestradores a Associated Press Televisión News (APTN), que posteriormente se lo pasó a las televisiones italianas. Detrás de la periodista vestida de verde, con el rostro muy delgado, aparece una inscripción roja en árabe, indicando el nombre de una organización desconocida, "Mujaidines sin Fronteras". Anteriormente, otras dos organizaciones habían reivindicado el secuestro de la enviada especial de Il Manifesto: la Organización de la Yihad Islámica, y después la Orgabnización de la Yihad en el País del Rafidain (Mesopotamia). Pero esas reivindicaciones se consideraron poco creíbles.