Señor Presidente, el pueblo iraní no es “el más libre del mundo”: carta abierta a Mahmud Ahmadinejad

El 26 de septiembre de 2007 Reporteros sin Fronteras ha dirigido un correo al presidente Mahmud Ahmadinejad, tras las manifestaciones efectuadas durante su paso por Estados Unidos para acudir a la 62 Asamblea General de Naciones Unidas. La organización espera que el Presidente de la República Islámica no dé marcha atrás en su compromiso de recibir en Irán a las organizaciones de defensa de los derechos humanos. “Señor Presidente, El 27 de septiembre de 2007 participó usted, en Nueva York, en una videoconferencia, organizada por el Club de Prensa Nacional. Con ese motivo varios periodistas y representantes de organizaciones internacionales, y entre ellos el de Reporteros sin Fronteras, le formularon preguntas sobre la situación de los derechos humanos en Irán. Frente a las críticas, usted mantuvo que el pueblo iraní es “el más libre del mundo”, y que esas organizaciones no conocen bien la situación interna de su país, porque nunca han estado allí. Señor Presidente, los hechos son de sobra conocidos y las abrumadoras cifras de atentados a la libertad de prensa en su país no precisan más comentarios. Desde la última visita que usted hizo a Naciones Unidas, hace un año, han detenido al menos a 73 profesionales de los medios de comunicación y censurado no menos de 20 medios. En un reciente comunicado, más de 170 periodistas iraníes se quejaban del notable empeoramiento de la situación de la libertad de prensa. Desde hace varios años, Irán ostenta el estatuto de ser la mayor cárcel de Oriente Medio para los periodistas. En el momento en que usted lee estas líneas, todavía quedan diez entre rejas. Y entre ellos, Adnan Hassanpour y Abdolvahed Hiva Botimar, condenados a muerte en julio de 2007. Su colaboración con medios de comunicación kurdos y extranjeros les ha valido la imputación de “espías”. Esperamos que usted hará todo lo necesario para impedir su ejecución. Señor Presidente, han sido muchos los periodistas que han pasado por los banquillos judiciales. A la mayoría les han acusado de “atentado a la seguridad nacional”, por pretender informar sobre el pueblo iraní. Usted afirma que en Irán los medios son libres de criticarle, o de criticar a su administración. Pero los hechos demuestran lo contrario. Algunos pagan muy caro el precio de su libertad de tono, y se burlan sus derechos más elementales. Es, entre otros, el caso de Said Matinpour, del semanario Yarpagh, detenido el 28 de mayo de 2007 en su domicilio de Zanjan. Dos días más tarde le trasladaron a la cárcel de Evin, donde desde entonces se encuentra aislado en el dormitorio de seguridad 209. Tras llevar más de 100 días detenido, todavía no se ha formulado ningún cargo contra él. Por otra parte, a este periodista no le han autorizado a recibir visitas ni de su familia, ni de su abogado. Es también el caso de Soheil Assefi, un periodista detenido el pasado 4 de agosto, cuando se presentó a una citación del tribunal de Teherán. Le acusan de “publicar informaciones falsas que pueden alterar la opinión pública”. En la conferencia, usted hizo alusión también a la profusión de periódicos que existen en Irán. “Diarimente se publican en nuestro país muchos, muchos periódicos; y el número de los periódicos de oposición es diez veces mayor que el de los periódicos progubernamentales”, dijo usted. Señor Presidente, esos periódicos que usted califica “de oposición” sirven ante todo a los clanes en el poder, y no son espacios libres y plurales. Según Badrolssadat Mofidi, Secretario General de la Asociación de Periodistas Iraníes, el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica ha anulado recientemente las autorizaciones de publicación de más de 500 medios de comunicación. En Irán, a pesar de que no existe una oficina de censura previa, la autocensura es muy fuerte. Son frecuentes las presiones ejercidas por los servicios de inteligencia sobre los redactores jefe de las publicaciones independientes. A algunos de ellos se les llegado incluso a incluir en las listas de nombres de periodistas a los que no hay que contratar. Por otra parte, su gobierno sigue negándose a terminar con el monopolio estatal de los medios audiovisuales, y continúa estando prohibir tener una antena parabólica. Tampoco Internet escapa a la censura. Se vigila particularmente a muchos sitios políticos, o que tratan de religión, y también a los sitios de organizaciones internacionales, tales como Reporteros sin Fronteras. Los “diez millones” de internautas, que usted citó en su intervención, Señor Presidente, solo pueden acceder a una información muy parcial. Queremos mencionar también los obstáculos a que deben enfrentarse las asociaciones locales de defensa de los derechos humanos, como el Centro de Defensores de los Derechos Humanos, dirigido por la abogada y Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadí que, desde su creación en 2002, espera el permiso del Ministerio del Interior. Hoy, la letrada Ebadí sigue luchando por la libertad de expresión, defendiendo frecuentemente a periodistas, como hizo con Akbar Ganji. Finalmente, la prensa extranjera encuentra muchas dificultades para ir y trabajar en Irán. Los corresponsales locales de medios de comunicación extranjeros también sufren muchas presiones, y con frecuencia reciben citaciones de los servicios de inteligencia. Por su parte, Reporteros sin Fronteras ha pedido muchas veces en los últimos diez años, sin ningún éxito, visados para viajar a Irán. Esperamos que las invitaciones que usted hizo al conjunto de las organizaciones presentes, en la videoconferencia, no queden en papel mojado. En lo que nos concierne, no eludiremos hacer honor a su invitación. Robert Ménard
Secretario general”
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Updated on 20.01.2016