En el transcurso de una conferencia de prensa, organizada el 6 de abril de 2006 en Casablanca, Reporteros sin Fronteras, a pesar de dejar constancia de los “cambios positivos” que ya se han producido, ha hecho un llamamiento a las autoridades marroquíes para que quiten los obstáculos que todavía estorban a la libertad de prensa.
En el transcurso de una conferencia de prensa, organizada el 6 de abril de 2006 en Casablanca, Reporteros sin Fronteras ha efectuado un balance de su misión en el país. Entre otras cosas, la organización, representada por su Secretario General, Robert Ménard, y la responsable de la zona Oriente Medio y Norte de Africa, Lynn Tehini, a pesar de dejar constancia de los “cambios positivos” que ya se han producido, ha hecho un llamamiento a las autoridades marroquíes para que quiten los obstáculos que todavía estorban a la libertad de prensa.
Robert Ménard ha declarado que “por primera vez, en veinte años, Reporteros sin Fronteras se ha entrevistado con las autoridades marroquíes, en la persona del Ministro de Comunicación Nabil Benabdellh, quien también es portavoz del gobierno”. “Este encuentro viene a romper diálogo de sordos existente hasta ahora, y da prueba de un cambio de actitud por parte del poder”.
“Las líneas rojas retroceden”, ha constatado el Secretario general de la organización, reconociendo una “voluntad de discutir serenamente y sin tabúes” por parte del gobierno marroquí, a pesar de que son muchos los problemas persistentes. “Reporteros sin Fronteras y las autoridades no comparten el mismo punto de vista sobre la realidad de la libertad de prensa en Marruecos”.
Respondiendo a las numerosas críticas sobre el lugar que ocupa Marruecos en la clasificación mundial de la libertad de prensa, establecida por Reporteros sin Fronteras en octubre de 2005 -el país ocupa el puesto 119 entre 164 países-, Robert Ménard ha declarado “que se puede no estar de acuerdo, pero no puede decirse que la clasificación se base en algo no creíble. Se han ponderado más de cincuenta criterios”, añadiendo que las preguntas utilizadas para la clasificación están “a disposición del público”.
Una mala ley de prensa
“Marruecos evoluciona pero hay un marco jurídico que plantea problemas. La ley de prensa es una mala ley. Pensamos que hay que cambiarla radicalmente”, ha declarado Robert Ménard. “Al menos hay una veintena de artículos del código de prensa que siguen estableciendo penas de cárcel; hay que suprimirlos. Castigar así a los periodistas, sean cuales sean sus faltas, es una anomalía en cualquier país que desee construir un Estado de derecho. Incluso a pesar de que cada vez se aplican menos, estas penas de cárcel son una espada de Damocles que pende sobre la prensa marroquí”. “Esto no quiere decir que haya que retirar los artículos que castigan la difamación, ni que los periodistas puedan cuestionar la probidad de las personas. Le ley debe ser muy clara”, ha añadido Robert Ménard, citando el artículo 41 de la ley de prensa, y su “florilegio de prohibiciones”, “un artículo talmente vago que puede permitir cualquier interpretación”.
“Las leyes son difíciles de mantener. Hay que ser prudentes frente a la tentación de ir a buscar más lejos en el arsenal jurídico, para justificar algunas condena”. Reporteros sin Fronteras se refería, sin citarlo, al caso del periódico Al Ayyam, al que han condenado a 100.000 DH (10.000 euros) de multa, y cuyo director de publicación ha sido condenado a cuatro meses de cárcel, con el cumplimiento en suspenso, por “publicación de fotos de la familia real sin autorización”, basándose en un dahir (decreto real) de 1956.
Robert Ménard ha criticado también los artículos 12 y 20 de la ley de prensa, que imponen fuertes restricciones a las inversiones extranjeras.
Una sala especial para la prensa
Robert Ménard ha declarado que, en su entrevista con el Ministro de Comunicación, le ha propuesto la creación de una “sala especializada en casos de prensa, que podría garantizar una mejor comprensión de las situaciones y una mayor protección de los periodistas. Igualmente, podría impedir las condenas exorbitantes por daños y perjuicios -como se ha podido constatar en varios casos de prensa, en los últimos meses-; la proporcionalidad entre el delito y la sanción debe ser una regla de derecho”.
La apertura del paisaje audiovisual
“Todo el mundo se felicita, y con razón, por la liberalización del audiovisual, que está en curso, pero eso no arregla en absoluto la cuestión del audiovisual público, que padece una falta de independencia frente a las autoridades”, ha proseguido Robert Ménard, explicando que se ha entrevistado con Faysal Laraichi, director de los dos canales públicos marroquíes RTM y 2M, del que ha aplaudido la actuación al frente del audiovisual público. El secretario general ha criticado el “comportamiento de uno de los canales públicos (2M), por su actuación durante las manifestaciones que tuvieron lugar el 14 de febrero de 2006 delante del local de Le Journal Hebdomadaire, durante la crisis de las viñetas”, para proponer después que “la Alta Autoridad de la Comunicación y el Audiovisual (HACA) se pronuncie sobre el asunto”. Por otra parte, ha sugerido que esa instancia de regulación actúe normalmente en cuestiones que planteen problemas.
El caso de Alí Lmrabet
El Secretario general de Reporteros sin Fronteras recordó a continuación el caso del periodista Alí Lmrabet, sobre el que pesa la prohibición profesional de ejercer el oficio de periodista, para un período de diez años. Ha calificado la medida de arcaica. “Por otra parte, prohibir la entrada de un número del periódico español El Mundo en el Reino, con el pretexto de que contiene un artículo firmado por Alí Lmrabet -corresponsal en Marruecos- es un infantilismo”, ha precisado.
El rey y la prensa
“Ni Hassan II ni Mohamed VI han concedido nunca una entrevista a un medio de comunicación marroquí. ¿Quiere eso decir que hay una sub prensa, o que los periodistas marroquíes son sujetos que no tienen derecho a preguntar a su monarca?” “El rey debería romper con esas costumbres y actitudes arcaicas”, ha concluido Robert Ménard.