Zahra Kazemi murió el 12 de julio. Estaba hospitalizada en Teherán por une hemorragia cerebral. Reporteros sin fronteras considera a las autoridades iraníes responsables del fallecimiento de la periodista.
Reporteros sin Fronteras se siente profundamente disgustada por el fallecimiento de Zahra Kazemi. La organización supo esta mañana, por la familia de la periodista, que ha sucumbido a sus heridas. La periodista, de 54 años de edad y nacionalidad iraní y canadiense, hospitalizada en Teherán, se encontraba en coma y habría sido víctima de una hemorragia cerebral. Las fuerzas de seguridad detuvieron a la periodista el 23 de junio, mientras estaba tomando fotos. Todavía no están claras las circunstancias que obligaron a hospitalizarla.
"Consideramos a las autoridades iraníes responsables del fallecimiento de Zahra Kazemi. La detuvieron de manera arbitraria y no han hecho lo necesario para proporcionarle los cuidados médicos adecuados", ha condenado Robert Ménard, secretario general de Reporteros sin Fronteras. "La muerte de Zahra Kazemi recuerda tristemente que el régimen iraní es uno de los más duros del mundo para los periodistas", añadió.
La organización ha pedido a las autoridades iraníes que accedan a la petición de la familia de Zahra Kazemi, que desea que el cuerpo de la difunta sea repatriado a Canadá. También ha hecho un llamamiento para que algunas organizaciones internacionales independientes puedan acudir al lugar de los hechos, para efectuar una investigación sobre el caso.
La periodista vivía en Canadá y había viajado a Irán, para hacer unos reportajes. Entre otras cosas, quería ir a Turkmenistán. Tras su salida del domicilio familiar, el 23 de junio, su familia estuvo durante varios días sin noticias suyas. Después, las autoridades le informaron que Zahra Kazemi estaba hospitalizada en el hospital militar de Teherán. En los días siguientes a la detención de la periodista, la policía también efectuó un registro en el domicilio de su familia, y se incautó de una fuerte suma de dinero así como de algunos aparatos de fotos.
Unos representantes oficiales de Canadá pudieron verla, pero no tuvieron acceso a su historia clínica. La habitación estaba constantemente vigilada por las fuerzas del orden.