Reporteros sin Fronteras dirige una carta abierta al Presidente de la República Argelina, Abdelaziz Buteflika
Organización:
Excmo. Señor Abdelaziz Buteflika
Presidente de la República
Argel, Argelia París, 6 de abril 2009 Señor Presidente, Sin duda alguna usted va a salir reelegido en la elección presidencial del próximo 9 de abril. Para el comienzo del tercer mandato Reporteros sin Fronteras, organización internacional de defensa de la libertad de prensa, quiere recordarle sus compromisos en materia de libertad de expresión, adoptados al día siguiente de su victoria en 2004. En mayo de ese mismo año usted afirmó su « determinación de vigilar la libertad de expresión » en Argelia. « Un vez más queremos señalar, con fuerza, nuestra determinación de vigilar el ejercicio efectivo, para todos, de la libertad de expresión, en perfecta línea con la Declaración Universal de los Derechos Humanos», dijo usted en un mensaje a la prensa. Pero desde aquel momento pocas cosas han cambiado en la buena dirección. Por ejemplo, algunos delitos de prensa siguen pudiéndose castigar con penas de cárcel, y multas. En efecto, el artículo 144bis del código penal argelino (en vigor desde 2001) establece penas de cárcel que van de 2 a 12 años y multas, para cualquier declaración considerada difamatoria. El encarcelamiento amenaza a todos los periodistas, y a los directores de las publicaciones. Se multiplican los procedimientos contra ellos y los tribunales no dan a basto. Una situación que no se corresponde con los compromisos que usted suscribió, y que no es digna de un país como Argelia. La detención no es una medida adecuada para luchar contra la difamación. Reporteros sin Fronteras le pide también que ponga en marcha las reformas necesarias para despenalizar el delito de prensa. Por otra parte el gobierno argelino conserva el dominio de la impresión y la difusión, a pesar de que en 1989 terminó el monopolio de la prensa. Es cierto que El Khabar y El Watan han conseguido crear una sociedad independiente que gestiona dos imprentas, así como una red independiente de distribución (« Algérie Diffusion & Impression de presse »), pero únicamente se benefician de ellos esos dos diarios. Los demás periódicos dependen totalmente de las imprentas estatales. El hecho de que, en julio de 2008, el Ministerio de Comunicación creara un holding de sociedades de impresión, no ha hecho más que reforzar el control del Estado en ese terreno. Y, en consecuencia, un sistema así reduce cualquier margen de maniobra de los periódicos que quisieran tener una visión crítica de la sociedad, y la vida política argelina. La situación es idéntica en lo que se refiere a la distribución de los periódicos: dejando aparte El Khabar y El Watan, que han logrado crear una red independiente, las demás cabeceras siguen siendo tributarias de las sociedades estatales de distribución. Con el monopolio de la importación del papel, las autoridades argelinas completan su dominio. Y además disponen de un arma económica suplementaria contra los recalcitrantes, a través del monopolio de adjudicación de la publicidad. Desde abril de 1968, la Agencia Nacional de Edición y Publicidad (ANEP), creada en diciembre de 1967, distribuye la publicidad de administraciones y empresas en función de las líneas editoriales, recompensando en primer lugar a los periódicos cercanos al régimen. Y lo que es más grave para un país que reivindica su apertura democrática, el Estado controla totalmente la radio y la televisión. El sector audiovisual está en manos del poder. Solo tienen derecho a actuar los canales privados extranjeros que emiten por satélite. Además, y de manera regular, en cada una de las elecciones presidenciales los periodistas extranjeros, ya sean franceses o de otra nacionalidad, encuentran dificultades para conseguir un visado de entrada en Argelia. Hay muchos ejemplos. A la periodista tunecina Sihem Bensedrine, invitada por la Liga Argelina de Defensa de los Derechos Humanos a participar en programa de monitoring de los medios de comunicación, la expulsaron cuando, el pasado 4 de abril, llegó al aeropuerto de Argel. Esos arcaísmos deben desaparecer para dejar lugar al pluralismo informativo en Argelia. Reporteros sin Fronteras le exhorta ahora a poner en marcha sus promesas electorales. Los argelinos tienen derecho a disponer de una información libre e independiente. La agradezco la atención que pueda prestar a nuestras observaciones y le ruego, Señor Presidente, acepte la expresión de nuestra mayor consideración. Jean-François Julliard
Secretario General
Presidente de la República
Argel, Argelia París, 6 de abril 2009 Señor Presidente, Sin duda alguna usted va a salir reelegido en la elección presidencial del próximo 9 de abril. Para el comienzo del tercer mandato Reporteros sin Fronteras, organización internacional de defensa de la libertad de prensa, quiere recordarle sus compromisos en materia de libertad de expresión, adoptados al día siguiente de su victoria en 2004. En mayo de ese mismo año usted afirmó su « determinación de vigilar la libertad de expresión » en Argelia. « Un vez más queremos señalar, con fuerza, nuestra determinación de vigilar el ejercicio efectivo, para todos, de la libertad de expresión, en perfecta línea con la Declaración Universal de los Derechos Humanos», dijo usted en un mensaje a la prensa. Pero desde aquel momento pocas cosas han cambiado en la buena dirección. Por ejemplo, algunos delitos de prensa siguen pudiéndose castigar con penas de cárcel, y multas. En efecto, el artículo 144bis del código penal argelino (en vigor desde 2001) establece penas de cárcel que van de 2 a 12 años y multas, para cualquier declaración considerada difamatoria. El encarcelamiento amenaza a todos los periodistas, y a los directores de las publicaciones. Se multiplican los procedimientos contra ellos y los tribunales no dan a basto. Una situación que no se corresponde con los compromisos que usted suscribió, y que no es digna de un país como Argelia. La detención no es una medida adecuada para luchar contra la difamación. Reporteros sin Fronteras le pide también que ponga en marcha las reformas necesarias para despenalizar el delito de prensa. Por otra parte el gobierno argelino conserva el dominio de la impresión y la difusión, a pesar de que en 1989 terminó el monopolio de la prensa. Es cierto que El Khabar y El Watan han conseguido crear una sociedad independiente que gestiona dos imprentas, así como una red independiente de distribución (« Algérie Diffusion & Impression de presse »), pero únicamente se benefician de ellos esos dos diarios. Los demás periódicos dependen totalmente de las imprentas estatales. El hecho de que, en julio de 2008, el Ministerio de Comunicación creara un holding de sociedades de impresión, no ha hecho más que reforzar el control del Estado en ese terreno. Y, en consecuencia, un sistema así reduce cualquier margen de maniobra de los periódicos que quisieran tener una visión crítica de la sociedad, y la vida política argelina. La situación es idéntica en lo que se refiere a la distribución de los periódicos: dejando aparte El Khabar y El Watan, que han logrado crear una red independiente, las demás cabeceras siguen siendo tributarias de las sociedades estatales de distribución. Con el monopolio de la importación del papel, las autoridades argelinas completan su dominio. Y además disponen de un arma económica suplementaria contra los recalcitrantes, a través del monopolio de adjudicación de la publicidad. Desde abril de 1968, la Agencia Nacional de Edición y Publicidad (ANEP), creada en diciembre de 1967, distribuye la publicidad de administraciones y empresas en función de las líneas editoriales, recompensando en primer lugar a los periódicos cercanos al régimen. Y lo que es más grave para un país que reivindica su apertura democrática, el Estado controla totalmente la radio y la televisión. El sector audiovisual está en manos del poder. Solo tienen derecho a actuar los canales privados extranjeros que emiten por satélite. Además, y de manera regular, en cada una de las elecciones presidenciales los periodistas extranjeros, ya sean franceses o de otra nacionalidad, encuentran dificultades para conseguir un visado de entrada en Argelia. Hay muchos ejemplos. A la periodista tunecina Sihem Bensedrine, invitada por la Liga Argelina de Defensa de los Derechos Humanos a participar en programa de monitoring de los medios de comunicación, la expulsaron cuando, el pasado 4 de abril, llegó al aeropuerto de Argel. Esos arcaísmos deben desaparecer para dejar lugar al pluralismo informativo en Argelia. Reporteros sin Fronteras le exhorta ahora a poner en marcha sus promesas electorales. Los argelinos tienen derecho a disponer de una información libre e independiente. La agradezco la atención que pueda prestar a nuestras observaciones y le ruego, Señor Presidente, acepte la expresión de nuestra mayor consideración. Jean-François Julliard
Secretario General
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20.01.2016