Reporteros sin Fronteras critica las investigaciones, atascadas y sin continuación, efectuadas por el ejército israelí, sobre los casos de periodistas muertos en los Territorios ocupados

En un informe, Reporteros sin Fronteras critica las investigaciones, atascadas y sin continuidad, efectuadas por el ejército israelí, sobre los casos de los dos periodistas muertos en los Territorios ocupados, el camarógrafo Nazeh Darwazi y el documentalista James Miller. La organización pide que la Policía Militar continúe las investigaciones.

Reporteros sin Fronteras publica, el 29 de julio de 2003, un informe de investigación sobre "La actitud del ejército israelí: Lamentos, pero no verdaderas investigaciones, y aun menos sanciones", relativo a las circunstancias de la muerte de Nazeh Darwazi, camarógrafo palestino muerto en Naplusa, el 19 de abril de 2003, y James Miller, documentalista británico, muerto en la Franja de Gaza, el 2 de mayo de 2003. Reporteros sin Fronteras deplora la flagrante falta de seriedad y determinación en las investigaciones del ejército israelí. La policía militar debe llevar a cabo unas investigaciones reales, sobre la muerte de los dos periodistas muertos en 2003 en los Territorios ocupados, que podrían dar lugar a denuncias y sanciones. La organización de defensa de la libertad de prensa concluye que la investigación sobre la muerte de Nazeh Darwazi se encuentra atascada. No se ha escuchado a los testigos, dispuestos a hablar. No se ha hecho pública ninguna conclusión, desde hace más de tres meses. Probablemente, el fiscal militar ha sobreseido el caso, aunque las sospechas de infracción al reglamento necesitan una investigación de la Policía Militar. En el caso de James Miller, de nacionalidad británica, la presión del gobierno británico y de la familia obligan al ejército israelí a continuar con la investigación. Pero se han observado una lentitud injustificable y algunas declaraciones erróneas, de oficiales superiores del ejército. El lugar del drama se habría modificado voluntariamente, lo que hoy hace imposible una reconstrucción. La deposición de uno de los principales testigos acaba de grabarse. Además, se trata de una investigación interna, carente de trasparencia. A pesar de que parece que se cometió un atropello, todavía no se ha citado a la Policía Militar, cerca de tres meses después de los hechos. Por lo que respecta a la muerte de Nazeh Darwazi, la organización de defensa de la libertad de prensa ha establecido que un soldado israelí procedió, sin visibilidad y sin justificación, a efectuar un disparo que causó la muerte del camarógrafo. Presumiblemente quiso ser un disparo de advertencia, lo que excluye la hipótesis de una intención criminal. Sin embargo, la forma en que disparó constituye una infracción al reglamento, lo que justifica la apertura de una investigación de la Policía Militar. Si fuera preciso, debería sancionarse al autor del disparo, y a su superior jerárquico. Respecto a la muerte de James Miller, Reporteros sin Fronteras reclama mayor trasparencia y diligencia, por parte del ejército israelí. Deberían testarse las armas de la unidad de soldados implicada en los hechos. Además, las que se entregaron no son presumiblemente las buenas. Según el procedimiento iniciado, el fiscal militar debería entregar inmediatamente la investigación a la Policíia Militar, porque existen grandes sospechas de que se ha infringido el reglamento. Si, en los dos casos, se revelara falsa la tesis de la legítima defensa, como indica el informe de Reporteros sin Fronteras, el ejército israelí debería sancionar a los responsables de esas negligencias, errores o exacciones, de trágicas consecuencias. Es imperativo que las sanciones se anuncien públicamente, para que los periodistas puedan seguir trabajando en los Territorios ocupados, sin temer por su vida. De ello depende la lucha contra el sentimiento de impunidad que hoy tienen algunos soldados, la seguridad de los periodistas y la libertad de información de los medios, sobre el conflicto palestino-israelí. Nazeh Darwazi, camarógrafo palestino que trabajaba para la agencia de prensa norteamericana APTN, murió el 19 de abril, en Naplusa. James Miller, documentalista británico de la productora Frostbite, murió el 2 de mayo de 2003, en Rafah, al sur de la Franja de Gaza. Ambos eran identificables como camarógrafos, por sus ropas. Iban acompañados de varios testigos, que afirman que el ejército israelí abrió fuego, sin ninguna razón particular. Estos últimos muertos elevan a cinco el número de profesionales de los medios de comunicación falecidos desde septiembre de 2000, mientras cubrían la actualidad en los Territorios ocupados. Sesenta periodistas han resultado heridos de bala, desde el comienzo de la segunda Intifada. consulta la integralidad del informe
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Updated on 20.01.2016