Persecución gubernamental contra el canal Globovisión : carta abierta al Presidente Hugo Chávez
Organización:
Sr. D. Hugo Chávez Frías
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Palacio de Miraflores, Caracas Señor Presidente, Reporteros sin Fronteras, organización de defensa de la libertad de prensa, se pregunta acerca del sentido de enfoque en relación con Globovisión. Actualmente, el canal informativo privado, cuya cobertura se limita a Caracas y sus alrededores, está siendo objeto de una auténtica carga del poder, y de la administración. ¿Por qué? ¿Por qué ahora? El 4 de mayo de 2009 la parte centro-norte de Venezuela se vio sacudida por un seísmo de magnitud 5,4 en la escala de Richter. El 7 de mayo, a Globovisión, que hizo su información refiriéndose a los datos facilitados por el Instituto Geológico de Estados Unidos, se le abrió un procedimiento administrativo que puede llevarle a la suspensión de sus emisiones durante setenta y dos horas. El procedimiento, cuya resolución incumbe a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), se abrió ante la insistencia de la Asamblea Nacional, manifestada al día siguiente de producirse el seísmo. Al canal se le acusa de violar el artículo 29 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Ley Resorte), que sanciona a los medios de comunicación que “promuevan, hagan apología o inciten a la guerra ; promuevan, hagan apología o inciten a alteraciones del orden público”. ¿De qué forma la información sobre un terremoto, por imperfecta que haya podido ser, puede enmarcarse en esa definición de la infracción? Se lo preguntamos a Usted. Admitimos que el muy mediatizado registro, llevado a cabo el 21 de mayo en Caracas, en una de las propiedades de Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, tuviera que ver con las actividades del interesado como concesionario de automóviles. Pero nuestra preocupación está motivada sobre todo por las manifestaciones que usted mismo ha efectuado al comenzar el décimo aniversario de su programa “Aló Presidente” que, en esta ocasión, se emite durante cuatro días consecutivos. El 28 de mayo se dirigió usted, en antena, además de a la Conatel, al ministerio del cual depende, al Tribunal Supremo de Justicia y a la Fiscalía General de la República, conminándoles a “actuar” contra Globovisión, y advirtiéndoles de que en caso de no hacerlo “lo hará usted mismo, ante las deficiencias y vacíos que tenemos en algunas instancias del Estado”. ¿Qué sentido tiene una movilización tan amplia de los servicios del Estado cuando la Conatel tiene abierto un procedimiento a Globovisión desde hace tres semanas? ¿Acaso desea usted que al canal se le imponga de inmediato una suspensión de setenta y dos horas, al final de la cual reanudará su programación de todas maneras? ¿Qué haría Usted, en concreto y de manera personal, para suplir esas carencias de las autoridades que Usted denuncia? La cuestión de los medios de comunicación es un “problema de salud pública”, aseguró Usted ese mismo día, 28 de mayo, usando el apodo de “Globoterror” para mencionar a un canal que, según Usted, “conspiraría para asesinarle”. La acusación, que ya se ha convertido en un leitmotiv, se refiere en parte a la clara actitud de desafío manifestada por Globovisión, en relación con Usted, durante el golpe de Estado que le derrocó entre el 11 y el 13 de abril de 2002. En aquel momento no carecía de fundamento la apertura de un procedimiento judicial, aderezado con un contradictorio debate, sobre la actitud que algunos medios mantuvieron durante los acontecimientos. Pero ahora ¿en qué contenidos se basa la acusación, cuando han transcurrido más de siete años de los hechos? Si realmente existiera el “llamamiento al golpe de Estado y (a su) asesinato” imputado a Globovisión - condenable por principio, y a fortiori contra un Jefe de Estado elegido democráticamente - ¿se contentaría Usted con que al canal se le suspendiera de antena durante setenta y dos horas? Desde que, el 27 de mayo de 2007, el canal privado Radio Caracas Televisión (RCTV) fue excluido de las ondas hertzianas, Globovisión es el único medio televisivo de la red que lanza al aire una voz netamente crítica con su gobierno. Ningún poder procedente de una sociedad democrática, que reconozca la libertad de expresión, puede evitar la existencia de oposiciones y desacuerdos. ¿No está Usted dedicando excesiva atención a un canal que no comparte sus ideas? El hecho de no compartirlas ¿es “mentir” “insultar a Usted” o, peor aún, “desear su muerte”? ¿No está Usted sobrevalorando el poder real de un medio de comunicación? ¿No subestima Usted las capacidades de su propio gobierno, al llegar a la conclusión de que le declaran la guerra todos cuantos critican su actuación o defienden el derecho de sus detractores a expresarse? Nunca, en otros países de América Latina donde sus homólogos han tenido que enfrentarse a medios hostiles, o considerados como tales, la réplica del Estado ha asumido un cariz tan extremo. Nunca se ha dado la subordinación de la práctica totalidad del sector televisivo a una única voz dirigente. E, incluso, a veces se ha reanudado el diálogo. Es muy preocupante que este no sea el caso de Venezuela. Mantengo la esperanza de que ese diálogo pueda llegar algún día. Agradeciéndole la atención que pueda prestar a esta carta le ruego, Señor Presidente, acepte la expresión de mi mayor consideración. Jean-François Julliard
Secretario general
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Palacio de Miraflores, Caracas Señor Presidente, Reporteros sin Fronteras, organización de defensa de la libertad de prensa, se pregunta acerca del sentido de enfoque en relación con Globovisión. Actualmente, el canal informativo privado, cuya cobertura se limita a Caracas y sus alrededores, está siendo objeto de una auténtica carga del poder, y de la administración. ¿Por qué? ¿Por qué ahora? El 4 de mayo de 2009 la parte centro-norte de Venezuela se vio sacudida por un seísmo de magnitud 5,4 en la escala de Richter. El 7 de mayo, a Globovisión, que hizo su información refiriéndose a los datos facilitados por el Instituto Geológico de Estados Unidos, se le abrió un procedimiento administrativo que puede llevarle a la suspensión de sus emisiones durante setenta y dos horas. El procedimiento, cuya resolución incumbe a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), se abrió ante la insistencia de la Asamblea Nacional, manifestada al día siguiente de producirse el seísmo. Al canal se le acusa de violar el artículo 29 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Ley Resorte), que sanciona a los medios de comunicación que “promuevan, hagan apología o inciten a la guerra ; promuevan, hagan apología o inciten a alteraciones del orden público”. ¿De qué forma la información sobre un terremoto, por imperfecta que haya podido ser, puede enmarcarse en esa definición de la infracción? Se lo preguntamos a Usted. Admitimos que el muy mediatizado registro, llevado a cabo el 21 de mayo en Caracas, en una de las propiedades de Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, tuviera que ver con las actividades del interesado como concesionario de automóviles. Pero nuestra preocupación está motivada sobre todo por las manifestaciones que usted mismo ha efectuado al comenzar el décimo aniversario de su programa “Aló Presidente” que, en esta ocasión, se emite durante cuatro días consecutivos. El 28 de mayo se dirigió usted, en antena, además de a la Conatel, al ministerio del cual depende, al Tribunal Supremo de Justicia y a la Fiscalía General de la República, conminándoles a “actuar” contra Globovisión, y advirtiéndoles de que en caso de no hacerlo “lo hará usted mismo, ante las deficiencias y vacíos que tenemos en algunas instancias del Estado”. ¿Qué sentido tiene una movilización tan amplia de los servicios del Estado cuando la Conatel tiene abierto un procedimiento a Globovisión desde hace tres semanas? ¿Acaso desea usted que al canal se le imponga de inmediato una suspensión de setenta y dos horas, al final de la cual reanudará su programación de todas maneras? ¿Qué haría Usted, en concreto y de manera personal, para suplir esas carencias de las autoridades que Usted denuncia? La cuestión de los medios de comunicación es un “problema de salud pública”, aseguró Usted ese mismo día, 28 de mayo, usando el apodo de “Globoterror” para mencionar a un canal que, según Usted, “conspiraría para asesinarle”. La acusación, que ya se ha convertido en un leitmotiv, se refiere en parte a la clara actitud de desafío manifestada por Globovisión, en relación con Usted, durante el golpe de Estado que le derrocó entre el 11 y el 13 de abril de 2002. En aquel momento no carecía de fundamento la apertura de un procedimiento judicial, aderezado con un contradictorio debate, sobre la actitud que algunos medios mantuvieron durante los acontecimientos. Pero ahora ¿en qué contenidos se basa la acusación, cuando han transcurrido más de siete años de los hechos? Si realmente existiera el “llamamiento al golpe de Estado y (a su) asesinato” imputado a Globovisión - condenable por principio, y a fortiori contra un Jefe de Estado elegido democráticamente - ¿se contentaría Usted con que al canal se le suspendiera de antena durante setenta y dos horas? Desde que, el 27 de mayo de 2007, el canal privado Radio Caracas Televisión (RCTV) fue excluido de las ondas hertzianas, Globovisión es el único medio televisivo de la red que lanza al aire una voz netamente crítica con su gobierno. Ningún poder procedente de una sociedad democrática, que reconozca la libertad de expresión, puede evitar la existencia de oposiciones y desacuerdos. ¿No está Usted dedicando excesiva atención a un canal que no comparte sus ideas? El hecho de no compartirlas ¿es “mentir” “insultar a Usted” o, peor aún, “desear su muerte”? ¿No está Usted sobrevalorando el poder real de un medio de comunicación? ¿No subestima Usted las capacidades de su propio gobierno, al llegar a la conclusión de que le declaran la guerra todos cuantos critican su actuación o defienden el derecho de sus detractores a expresarse? Nunca, en otros países de América Latina donde sus homólogos han tenido que enfrentarse a medios hostiles, o considerados como tales, la réplica del Estado ha asumido un cariz tan extremo. Nunca se ha dado la subordinación de la práctica totalidad del sector televisivo a una única voz dirigente. E, incluso, a veces se ha reanudado el diálogo. Es muy preocupante que este no sea el caso de Venezuela. Mantengo la esperanza de que ese diálogo pueda llegar algún día. Agradeciéndole la atención que pueda prestar a esta carta le ruego, Señor Presidente, acepte la expresión de mi mayor consideración. Jean-François Julliard
Secretario general
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20.01.2016