Las “fake news”, un pretexto de los predadores de la libertad de prensa para censurar

Desde antes de que apareciera el concepto de “fake news” (noticias falsas), los predadores de la libertad de prensa ya amordazaban a la prensa en nombre de la lucha contra la información falsa. Sin embargo, muchos de ellos han visto en las recientes declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, una oportunidad inesperada para justificar su política represiva contra los medios de comunicación. Reporteros sin Fronteras (RSF) se alarma por esta peligrosa tendencia.

“La prensa está fuera de control, el grado de deshonestidad está fuera de control”, aseveró Donald Trump en una conferencia de prensa en febrero de 2017. Así, atacando a los periodistas, el presidente de Estados Unidos puso fin a la larga tradición estadounidense de lucha por la libertad de expresión y envió un terrible mensaje a los que censuran a los medios de comunicación.“Un regalo para los tiranos”, señaló The Washington Post. En enero pasado, en Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan apoyó las declaraciones de Donald Trump, quien acusó a CNN de difundir “fake news” cuando el canal de noticias investigaba la relación del presidente estadounidense con Rusia.


“Advertencia” a la prensa


El Primer Ministro de Camboya, Hun Sun, también parece muy inspirado por los razonamientos del presidente estadounidense. “Donald Trump comprende que son un grupo anárquico”, indicó a finales de febrero pasado, refiriéndose a los medios de comunicación. Dos días antes, su portavoz había hecho una “advertencia” a la prensa extranjera, a la que amenazaba con “cerrar”.


La presunta lucha contra las fake news se ha convertido en una herramienta de propaganda para los predadores de la prensa”, señaló con preocupación Christophe Deloire, Secretario General de RSF. “Por supuesto, hoy más que nunca es necesario que los internautas sepan distinguir lo verdadero de lo falso, entre toda la información que se les ofrece. Pero la lucha contra las fake news debe pasar por la promoción de un periodismo libre e independiente, vector de una información fiable, de calidad”, agregó.


“No difundir información falsa”, una obligación legal en Rusia


El organismo gubernamental que regula las telecomunicaciones en Rusia prepara un decreto –aún un proyecto, no ha sido adoptado– que contempla simple y sencillamente bloquear cualquier contenido con información falsa. De cualquier manera Rusia, que se encuentra en el lugar 148 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF, no esperó las declaraciones de Donald Trump para hacer de la necesidad de “no difundir información falsa” una obligación legal para los blogueros rusos. La lucha contra la “información engañosa” es un gran clásico del espacio postsoviético. Esta ley, copiada por diversos países, entre ellos Uzbekistán, deja un margen de interpretación que permite que se ejerza la mayor censura. Por otra parte, desde julio de 2016 los agregadores de contenido deben verificar la veracidad de la información que publican cuando no provenga de medios de comunicación registrados en Rusia, so pena de padecer fuertes sanciones. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia también creó un nuevo apartado en su sitio web oficial para desmentir las fake news anti rusas de los medios de comunicación internacionales.


El canal informativo Russia Today, financiado por las autoridades rusas, creó a mediados de marzo su propio programa de “fact-checking”. Otros medios de comunicación rusos del Estado, como RIA Novosti, también han intentado aprovechar el fenómeno de las fake news, un término que aún no está bien definido, para crear secciones tipo "MediaWars", que denuncian las mentiras occidentales y su propia persecución.


Castigar la difusión de “noticias falsas" equivale a eliminar el derecho al error de los periodistas


Muy a menudo en África subsahariana la noción de fake news se usa de manera abusiva para presionar a los periodistas. Algunas leyes contemplan fuertes sanciones, sin tomar en cuenta las intenciones de los periodistas que, en ocasiones, sólo se equivocaron. En cualquier caso, existe una desproporción entre el hecho de difundir información –incluso si ésta es falsa– y la sanción impuesta.


En Costa de Marfil, por ejemplo, los delitos de ofensa al jefe de Estado o de difusión de noticias falsas pueden bastar para que se envíe a un periodista a prisión preventiva, pese a la despenalización contemplada en la Ley de Prensa adoptada en 2004. A mediados de febrero de 2017 en Abiyán, seis periodistas marfileños, entre ellos tres directivos de medios de prensa, fueron interpelados y encarcelados por “divulgar información falsa" sobre un amotinamiento de soldados ocurrido recientemente.


En Madagascar se creó un nuevo Código de Comunicación que fue muy criticado por los periodistas del país, ya que remite al Código Penal para juzgar los delitos de prensa, lo que lleva a una potencial criminalización de la profesión periodística. Asimismo, éste contempla elevadas multas por delitos que van del desacato a la difamación, pasando por la difusión de “noticias falsas”, delito muy impreciso, eliminando el derecho al error de los periodistas.


En Somalia, Universal TV fue suspendido el 5 de marzo de 2017 so pretexto de haber difundido “noticias falsas” que amenazaban la estabilidad y la paz en la región, ya que el canal habló de los viajes al extranjero del presidente.


El control de la información, un reto para los gobiernos que intentan imponer su versión de los hechos


El gobierno sudafricano desea instaurar un sistema que controle los medios de comunicación en línea, para responder al “reto” de la “información falsa”. Las autoridades muestran una hostilidad creciente hacia los medios de comunicación, que sin duda se debe a la crisis sin precedentes que atraviesa el Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés), partido del presidente Jacob Zuma; las instancias dirigentes del ANC cada vez tienen mayor tendencia a hacer callar las voces disidentes.


En Burundi, el control de la información constituye un desafío clave para el poder. El gobierno alimenta la teoría de una prensa partidista y de un complot internacional contra el país. Desde 2015, en cuanto se difunde una declaración o información, el régimen interpreta si está en su contra o a su favor; su objetivo es imponer una versión única de los hechos.


En Egipto con gran frecuencia se acusa a los periodistas de difundir información falsa si se trata información delicada o de críticas que molesten al poder. Esta práctica, muy expandida, hace que los periodistas se autocensuren cuando cubren los acontecimientos, por temor a formar parte de la larga lista de periodistas perseguidos por la justicia o encarcelados. Ismail Alexandrani, periodista de investigación y especialista en cuestiones del Sinaí, es juzgado por haber publicado “información falsa” y supuestamente pertenecer a la fraternidad de los Hermanos Musulmanes; lo arrestaron en noviembre de 2015 en el aeropuerto de Hurgada.


En Bahréin, Nabeel Rajab, famoso periodista-ciudadano y defensor de los derechos humanos, fue acusado el 28 de diciembre de 2016 de "difundir información falsa sobre la situación en el reino". Esta acusación, por la que podría purgar una pena de hasta dos años de cárcel, está relacionada con las entrevistas que concedió en 2014 y 2015 a medios de comunicación locales para hablar de la situación de los derechos humanos en Bahréin.


Las “fake news” usadas por los políticos franceses


El uso del término “fake news” con el fin de acallar las críticas de los medios de comunicación no es exclusivo de los regímenes autoritarios o de países conocidos por sus ataques a la libertad de prensa. En Francia, el Frente Nacional (FN, Front national), a través de su vicepresidente, Florian Philippot, múltiples veces ha tachado de “fake news” el trabajo de periodistas. El 9 febrero de 2017, durante un programa político transmitido por el canal France 2 en el que participaba la candidata a la presidencia de este partido, Marine Le Pen, el FN creó una unidad de alerta sobre “información falsa”. Así, difundió en línea en tiempo real una serie de alertas –cerca de una veintena– que publicaba “en cuanto los miembros del FN consideraban que los periodistas de France 2 difundían información falsa”.


Por su parte, François Fillon, también candidato a la presidencia, no dudó en acusar a los medios de comunicación de anunciar erróneamente el suicidio de su esposa, hasta que reconoció su propio error el 13 de marzo de 2017 en Europe 1.


A inicios de enero de 2017 en Italia Beppe Grillo, que encabeza el Movimiento 5 Estrellas (M5S), acusó a los periodistas de su país de difundir información falsa para perjudicar a su partido. Asimismo, pidió que se creara un jurado popular constituido al azar para determinar la veracidad de la información publicada por los periodistas. El Sindicato de Periodistas Italiano (Federazione Nazionale Stampa Italiana, FNSI) habla de linchamiento de periodistas. Por otra parte, el M5S afirmó que los mismos periodistas eran responsables de la mala clasificación de Italia en el World Press Freedom Index.


Las Naciones Unidas asumen una posición frente a las fake news


En una declaración conjunta sobre las fake news publicada el 3 de marzo de 2017 las Naciones Unidas, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, dejaron constancia de que las fake news son utilizadas tanto para difundir propaganda de Estado, como para justificar la obstaculización de la libertad de prensa. “Debería abolirse la criminalización de la difamación", señalaron los firmantes. Para luchar contra las fake news el mejor medio es promover la información fiable, recomendó la Organización de las Naciones Unidas.

Publié le
Mise à jour le 17.03.2017