Asia-Pacífico
Malasia
-
Clasificación 2024
107/ 180
Puntuación: 52,07
Indicador político
106
44.35
Indicador económico
82
45.63
Indicador legislativo
156
34.04
Indicador social
119
52.62
Indicador de seguridad
67
83.72
Clasificación 2023
73/ 180
Puntuación: 62,83
Indicador político
89
55.31
Indicador económico
57
52.94
Indicador legislativo
138
44.58
Indicador social
60
75.85
Indicador de seguridad
38
85.46

Malasia es una monarquía constitucional caracterizada por una gran diversidad cultural. A pesar de que el gobierno federal dispone de un arsenal legislativo draconiano para reprimir la libertad de prensa, estas restricciones se combaten gracias a una sociedad civil dinámica.  

Panorama mediático

En Malasia, el panorama mediático es aparentemente muy rico y variado. Sin embargo, el control del Estado es importante: la agencia de noticias Bernama o la corporación audiovisual Radio Televisyen Malaysia (RTM) funcionan como órganos de propaganda. Un amplio sector de la prensa dirigida al gran público es abiertamente partidista, como el diario Suara Keadilan, que apoya al partido centrista Keadilan Rakyat, o Harakah, un periódico financiado por el Partido Islamista de Malasia (PAS). El sector mediático es más dinámico en Internet, impulsado por medios respetuosos con la autonomía editorial, como MalaysiakiniSinar Harian The Fourth. Aunque los actores de los medios están muy concentrados en torno a la capital federal, Kuala Lumpur, existe una prensa local dinámica, sobre todo en Malasia Oriental.

Contexto político

El gobierno ejerce una presión política fuerte para impedir a los medios abordar temas delicados o formular críticas contra representantes del aparato político. El poder persigue a los periodistas de investigación y el tema de la realeza es extremadamente sensible, al igual que las cuestiones sobre la raza y la religión.  Toda forma de comentario o de información percibida como crítica al régimen monárquico es susceptible de ser demandada, por lo que reina una autocensura generalizada sobre este asunto.

Marco legal

La libertad de prensa está garantizada jurídicamente por la Constitución. Sin embargo, el poder ejecutivo dispone de una legislación draconiana para limitar este derecho y enviar a los periodistas a la cárcel: hasta 20 años de prisión para los que sean acusados de violar la ley sobre sedición de 1948 y 14 años, para los que vulneren supuestamente la ley sobre secretos de Estado, de 1972. La Printing Presses and Publication Act (ley de imprentas y comunicaciones) permite al gobierno ejercer un estricto control sobre la concesión de licencias a los medios impresos, mientras que la Communications and Multimedia Act (ley de comunicaciones y multimedia) se utiliza a menudo para combatir lo que las autoridades consideran "informaciones falsas". Sin embargo, se están llevando a cabo reformas legales, concretamente la adopción de una ley sobre la libertad de información y la creación de un consejo de medios.

Contexto económico

Fundar un medio de comunicación en Malasia es una empresa de riesgo, sobre todo por el control de las licencias que ejerce el gobierno, que utiliza este sistema para imponer su línea editorial. El mercado de los medios está muy concentrado, con varios magnates de la prensa amenazando su independencia y su pluralidad. Por el contrario, crear un medio en Internet es mucho más fácil, siempre y cuando no se traspasen líneas rojas implícitas dictadas por el gobierno.

Contexto sociocultural

Los medios en lengua malaya, seguidos por la mayoría de la población, están más sometidos a la censura que sus homólogos en inglés, chino, tamil u otras lenguas malayas. Algunas cuestiones relativas al islam, que hasta hace poco eran tabú, comienzan a tratarse, como las conversiones, los matrimonios infantiles o los casos de apostasía.

Seguridad

Los periodistas malayos no suelen ser objeto de ataques físicos, pero algunos sí sufren acoso judicial y campañas de descrédito. Demandas que implican gastos astronómicos, registros policiales en la sedes de los medios, desprecio al secreto de las fuentes, expulsión de corresponsales extranjeros o de denunciantes de corrupción, etc: los periodistas afrontan una legión de amenazas a su profesión.