Reporteros sin Fronteras se siente "extremadamente decepcionada" por las investigaciones del ejército norteamericano sobre el disparo de obús contra el Hotel Palestine en Bagdad, que mató a los reporteros José Couso y Taras Protsyuk. La investigación detallada no explica en absoluto por qué los militares sobre el terreno no estaban informados de la presencia masiva de prensa internacional en ese hotel, en la orilla este del río Tigris.
Reporteros sin Fronteras ha conocido el informe de la investigación detallada del ejército norteamericano sobre el disparo que el tanque Abrams efectuó el 8 de abril de 2003 contra el Hotel Meridien Palestine en Bagdad, que causó la muerte de dos periodistas - José Couso de Telecinco y Taras Protsyuk de Reuters-, e hirió a otros tres. El informe, compuesto por una primera investigación fechada el 11 de abril de 2003, y una revisión de la investigación en mayo de 2003, lo ha enviado el Mando Central de las fuerzas terrestres en Georgia, más de un año después de haber efectuado la solicitud, de acuerdo con las disposiciones de la ley norteamericana de acceso público a la información, la Freedom of Information Act (FOIA).
En una investigación independiente, publicada en enero de 2004, Reporteros sin Fronteras afirmaba que la causa del doble drama fue la ignorancia de los militares que se encontraban sobre el terreno acerca de la presencia de prensa internacional en el Hotel Palestine, en la orilla Este del río Tigris. La investigación demostró que el ataque se habría podido evitar si los hombres de la compañía A 4-64 blindada del 4º batallón de la 2ª brigada de la 3ª división de Infantería (3 I.D.), que el 8 de abril de 2003 se encontraban en el puente Al-Jumhuriya, hubieran estado informados de la agrupación de periodistas en el Hotel Palestine, como lo estaban los responsables del Pentágono así como el mando del ejército. Reporteros sin Fronteras concluía por tanto que no se trató "de un disparo deliberado contra la prensa en Bagdad", pero que el ejército norteamericano debía reanudar sus investigaciones para establecer en qué nivel de la cadena de mando se paró la información.
El desarrollo de los hechos al nivel de la compañía A 4-64, tal y como está relatado al detalle en la segunda investigación (de mayo de 2003) del ejército norteamericano, confirma esa conclusión y aporta la prueba de esa falta de transmisión de la información.
Reporteros sin Fronteras se declara "extremadamente decepcionada" de que las investigaciones del ejército norteamericano se centren únicamente en las acciones de la compañía A 4-64, y no faciliten ninguna respuesta acerca de la actitud del mando norteamericano, ni de las razones por las que la mencionada información no se transmitió a las tropas.
Del informe se desprende que desde el 11 de abril de 2003 el ejército norteamericano sabe que los soldados intentaron neutralizar a uno o dos individuos con prismáticos, a los que tomaron por un "observador adelantado" iraquí. Desde la misma fecha, el ejército sabe también que la orden de disparar se dio sin "tener conocimiento de que el inmueble tomado como blanco era un hotel, al que habían sido trasladados los periodistas". Esta información se ve nuevamente confirmada por el testimonio bajo juramento de un soldado, recogido el 26 de mayo, según el cual "en ningún momento se les advirtió de zonas de no-disparo, o de lugares protegidos en la orilla Este del Tigris". Pero el Teniente-general, encargado el 22 de mayo de 2003 de la revisión de la investigación, y cuyo nombre se ha censurado lo mismo que los de otros militares norteamericanos, no dedica ninguna investigación suplementaria a esta cuestión, que ni siquiera menciona en sus conclusiones finales.
El ejército norteamericano estima por tanto, tras la validación por un jurista militar el 5 de junio de 2003, que: "El disparo de obús iba dirigido contra lo que se tomó por una posición de tiro y un punto de observación enemigos. Está claro que los hombres de la compañía A conocen las ROE (Rules of Engagement), especialmente en lo que se refiere a la autodefensa. Fue claramente una respuesta ponderada, proporcionada y justificada. No se produjo ninguna violación del Uniformed Code of Military Justice, por lo que no se requiere ninguna actuación disciplinaria o administrativa".
El Teniente-general añade que "la unidad dio muestras de un valor y una retención magníficas durante los combates en la ciudad de Bagdad, en la intersección y en los accesos al puente" y que (él) siente "la simpatía más profunda por las familias de los que murieron. Sin embargo, la responsabilidad del incidente incumbe a un enemigo que optó por combatir en una ciudad, exponiendo inútilmente a la población civil, incluidos los periodistas, a los peligros de la guerra".
El Teniente-general finaliza su informe con una única recomendación: "(Yo) recomiendo fuertemente a los profesionales de los medios de comunicación no incorporados que informen regularmente, a las autoridades militares y civiles, del lugar en que se encuentran durante los combates".
Resulta difícil no sentir una cierta amargura e indignación al leer esta recomendación cuando precisamente muchos de los periodistas alojados en el Hotel Palestine adoptaron esa precaución durante la guerra. Reporteros sin Fronteras ha recogido los testimonios de varios reporteros que aseguran haber comunicado a sus redacciones, algunas de las cuales se encuentran en Estados Unidos, las coordenadas GPS de su hotel. Por otra parte, durante toda la guerra el canal Al-Jazira informó al Pentágono de la composición y el emplazamiento de sus equipos den Irak. Sin embargo, el 8 de abril de 2003 sus oficinas de Bagdad fueron el blanco de un bombardeo, que causó la muerte a su reportero Tarek Ayyub.
Reporteros sin Fronteras continúa esperando la comunicación de las investigaciones del ejército norteamericano sobre las circunstancias de la muerte de cuatro periodistas, a los que mataron en tres incidentes distintos:
-Tarek Ayyub, corresponsal del canal árabe Al-Jazira, muerto en el bombardeo de la aviación norteamericana sobre sus oficinas, el 8 de abril de 2003, en Bagdad.
-Alí Al-Khatib, reportero, y Alí Abdel Aziz, camarógrafo, que trabajaban en el canal Al-Arabiya y murieron el 18 de marzo de 2003, a consecuencias de los disparos norteamericanos en un control, cuando cubrían las consecuencias de un ataque con cohetes contra un hotel de Bagdad. El 29 de marzo, el ejército norteamericano se reconoció responsable de la muerte de los dos periodistas, calificando los disparos de "accidentales".
-Mazen Dana, camarógrafo de la agencia Reuters, muerto el 17 de agosto de 2003 en las afueras de Bagdad, a consecuencia de unos disparos norteamericanos delante de la cárcel de Abu Ghraib.
Irak sigue siendo el país más peligroso del mundo para los periodistas. Desde marzo de 2003, al menos 46 periodistas y colaboradores de medios de comunicación han encontrado allí la muerte, cubriendo la guerra y sus consecuencias. Presumiblemente, a once de ellos los mató el ejército norteamericano, que tras la guerrilla iraquí representa la segunda fuente de peligro para los reporteros en Irak. El 46% de los periodistas o colaboradores de los medios muertos fueron víctimas de acciones de la guerrilla iraquí, mientras que al 24% los mató el ejército norteamericano. Durante la guerra en 2003, al 9% los mató el ejército iraquí y el 21% murieron por causas de origen desconocido.
Por otra parte, hay dos camarógrafos dados por desaparecidos: Fred Nérac, del canal británico ITN, desaparecido desde el 22 de marzo de 2003; y el iraquí Isan Hadi Muhsin Al-Shumary, desaparecido desde el 15 de agosto de 2004.