Europa
Organización:
Las divergencias se acentúan en Europa
Читать по-русски La Unión Europea, aún más heterogénea. Los Balcanes, frente al reto de la integración Si bien encontramos a Finlandia y Noruega ex aequo en el primer lugar, Bulgaria (80º) y Grecia (70º) confirman su estatus de “malos alumnos” de la Unión Europea, con sus 27 miembros. Atentados dirigidos y amenazas de muerte contra periodistas marcaron el año en Bulgaria, donde crece la preocupación por el pluralismo de la prensa escrita. La crisis económica puso a la luz la fragilidad del financiamiento de los medios de comunicación griegos; los fotógrafos y camarógrafos cubren las manifestaciones sociales en condiciones parecidas a las de zonas de guerra. Tras la adopción de una ley que instaura el control directo de la mayoría política sobre los medios de comunicación y la reforma constitucional de diciembre de 2011, Hungría retrocede al lugar 40 (-17). El precedente de una legislación como esta, bajo el silencio de los otros Estados miembros, fragmenta de nuevo la credibilidad del modelo europeo. Suscitando aún inquietud por la protección del secreto de las fuentes y por la capacidad de los periodistas de investigación de indagar sobre los círculos cercanos al poder, Francia se estanca en un nivel decepcionante (38º lugar). Italia (61º), donde aún más de una decena de periodistas cuenta con protección policíaca, da vuelta a la página de varios años de conflictos de interés con la partida de Silvio Berlusconi. Pero esta edición de la clasificación todavía lleva su huella, en especial por el regreso de la “ley mordaza” y la intención de filtraje administrativo de la Red, rechazados por poco. En el muy particular contexto del caso “News of the World”, el Reino Unido (28º) provocó preocupación por su enfoque de la protección de datos privados en su respuesta a los motines de Londres. Pese a todo, el país conserva también una legislación surrealista que permite al mundo entero ir a perseguir a medios de comunicación en su territorio. El contraste entre los tres países bálticos se acentuó. Mientras que Estonia se mantiene a la cabeza de la clasificación (3º), Letonia y Lituania caen a los lugares 50o y 30º, respectivamente, debido a decisiones legales disparatadas y a una mayor injerencia de los servicios de seguridad. En Eslovaquia (25º) las relaciones entre el poder y la prensa gozan de una relativa calma tras la partida de Robert Fico, ex primer ministro, que empleaba métodos brutales y un lenguaje soez con los periodistas. La crisis económica contribuyó a acentuar los rasgos más problemáticos de los paisajes mediáticos balcánicos: instrumentalización de la prensa para intereses particulares o mafiosos, falsa competencia en mercados muy restringidos, reflejos de autocensura de una parte creciente de periodistas que trabajan en condiciones muy precarias… La justicia, que a menudo cuenta con poca formación, cercana al poder y que sufre de una corrupción endémica, parece estar más ocupada en hostigar a los medios de comunicación que en poner fin a la impunidad de aquellos que agreden y amenazan a los periodistas. Es el caso, por ejemplo, de Bosnia-Herzegovina (58º), Montenegro (107o), Albania (96º) y Macedonia (94º), que bruscamente perdió 40% de su paisaje mediático tras el cierre del grupo Plus Produkcija, propietario de tres diarios y del principal canal de televisión privado del país. Turquía retorna a viejas prácticas; Azerbaiyán y Bielorrusia se encierran en una espiral represivaEn el lugar 148 (10 posiciones abajo), Turquía continúa su descenso a los infiernos. Pese al pluralismo y la vivacidad de la prensa turca, el año 2011 estuvo marcado por una brutal escalada del hostigamiento judicial a periodistas. Con el argumento “antiterrorista”, decenas de ellos han sido enviados a prisión, incluso antes de ser juzgados, particularmente en el marco de los casos Ergenekon y KCK. La inédita ampliación del espectro de estas detenciones, el espionaje telefónico masivo y el menosprecio del secreto de las fuentes contribuyen a crear de nuevo un cierto clima de intimidación entre los profesionales de los medios de comunicación. En Rusia (142º) la libertad de la prensa registra un triste estancamiento. Pese a las zonas oscuras, la condena de los asesinos de Anastasia Baburova y de Stanislav Markelov suscitó esperanza; pero la impunidad sigue siendo la regla para los asesinos y agresores de periodistas. El fortalecimiento de las penas previstas en tales casos, así como la despenalización de los delitos de prensa, son buenas noticias. Sin embargo, el impacto de estas reformas queda por verse –en especial ante la falta de revisión de la legislación antiterrorista–. Las manifestaciones sin precedentes de diciembre de 2011 inauguran un periodo más incierto: si bien parece que en algunas redacciones comienza a liberarse la palabra, por el momento, la represión ha estado a la altura de los retos. Marcados por la violenta represión de movimientos de protesta prodemocráticos, Bielorrusia (168º) y Azerbaiyán (162º) registran una notable caída y se acercan a las profundidades de la clasificación. Los predadores de la libertad de prensa Alexander Lukashenko e Ilham Aliev hicieron pagar caro a los medios de comunicación el cuestionamiento de su autoridad manifestado en las calles: más de una centena de periodistas y blogueros interpelados, una treintena de ellos condenados a penas de prisión; mayores presiones sobre los medios de comunicación independientes; deportación de periodistas extranjeros… No contento con esta represión ciega, el “batka” bielorruso encontró en la prensa un chivo expiatorio de todos los males del país. Empleando los mismos métodos, Bakú acentuó en particular la vigilancia de las redes sociales y encarceló a netciudadanos cuya única falta fue hacer un llamado a manifestarse en línea. Palizas, secuestro de periodistas de oposición, amenazas físicas apremiantes… la violencia regresó al país, donde un periodista fue asesinado por primera vez en cinco años. Georgia (104º) no compite más a la cabeza en el Cáucaso Sur. El país paga sobre todo el precio de la violenta represión de una manifestación de la oposición en mayo y presiones persistentes contra periodistas y blogueros sospechosos de tener simpatía por Rusia. Con un ascenso en apariencia espectacular, Armenia (24 lugares arriba) recupera al fin una posición comparable a la que tenía hace tres años, antes de la represión brutal que siguió a las disputadas elecciones de 2008. Sin embargo, los medios de comunicación siguen siendo objeto de un hostigamiento judicial constante y la magnitud de lo que se pide por daños y perjuicios favorece un clima de intimidación. La autorregulación sigue siendo un gran reto a superar. En Asia Central, Kirguistán da vuelta a la página de un año 2010 marcado por la violenta agonía de una cruel dictadura y de masacres interétnicas en el sur del país, para llegar al primer lugar entre los países de Asia Central (108º). Sin embargo, entre agresiones violentas e iniciativas liberticidas del parlamento, la situación de la libertad de prensa sigue siendo una de las más precarias. El año fue malo para el vecino Tayikistán (122º), donde las autoridades continúan blandiendo el fantasma de la guerra civil y del islamismo radical para intentar amordazar a la prensa independiente. Kazajistán remontó (154º). Esto sólo se explica, relativamente, por los importantes movimientos de otros países que este año se encuentran abajo en la clasificación. En realidad las autoridades, procurando preservar cueste lo que cueste su fachada de estabilidad, redoblaron el encarnizamiento contra las raras voces independientes y buscaron asentar su control de Internet. La Red también pasó a formar parte del centro de atención de las dictaduras de Uzbekistán (157º) y Turkmenistán (177º), que no registran ningún progreso. Los turkmenos sólo tienen acceso a un Intranet nacional ultracensurado, pero la guerra de la información 2.0 comienza con algunos recursos ubicados en el extranjero. Pese a un relativo ascenso respecto al año 2010, históricamente bajo y marcado por la desaparición del periodista Vasil Klymentiev, Ucrania (116º) confirma las tendencias negativas observadas tras la elección de Viktor Yanukovich en de febrero de 2010: numerosas agresiones a periodistas, violentas e impunes; regreso a la censura… Descargar la versión PDF
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20.01.2016