El presidente Ben Alí festeja los 21 años de su acceso al poder mientras continua la represión

El 7 de noviembre de 2008 el gobierno tunecino celebra el 21 aniversario de la llegada al poder del presidente Zine el-Abidine Ben Alí. En las celebraciones, lo más destacado es el balance económico y de seguridad del Jefe del Estado. Túnez tiene fama de ser uno de los países árabes más avanzados en materia de derechos de las mujeres y, en paralelo, se ha impuesto como un gran aliado de Occidente en la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, Túnez sigue siendo uno de los países más autoritarios de la región en el terreno de las libertades públicas. El régimen se apoya en un amplio aparato de seguridad que vigila y castiga las veleidades democráticas de los ciudadanos. Los medios de comunicación no escapan a ese control, y sus colaboradores están estrechamente enmarcados. El paisaje mediático tunecino ofrece, sin embargo, opciones entre una multitud de títulos. Pero, con muy pocas excepciones, el conjunto de las publicaciones están completamente sometidas al poder. Los periodistas que se resisten a la monotonía impuesta encuentran muchas complicaciones en el ejercicio de su trabajo, y en su vida cotidiana: dificultades en la administración para renovar los documentos de identidad, prohibiciones de salir del territorio, bloqueos en el acceso a la información, etc. A este respecto, el año veintiuno del ejercicio del poder del presidente Zine el-Abidine Ben Alí no es una excepción. El régimen tunecino tampoco duda en encarcelar a los colaboradores de la prensa extranjera. Detenido el 26 de noviembre de 2007, el periodista Slim Boukhdir, que publica sus escritos en medios panárabes, pasó 238 días entre rejas después de un proceso montado. El defensor de los derechos humanos Tarek Soussi ha sido inculpado “propagar noticias falsas que pueden alterar el orden público” tras participar en un programa de Al-Jazira. Actualmente se encuentra en libertad provisional, en espera de que se reanude el proceso. El canal qatarí de televisión por satélite, que da la palabra a la oposición tunecina, no ha conseguido nunca autorización para abrir una oficina en el país y su corresponsal, Lotfi Ajjí, tampoco ha conseguido la acreditación oficial. El veintiún año de ejercicio del poder del presidente Ben Alí ha estado también marcado por las manifestaciones que sacudieron la cuenca minera de Gafsa, en el sur del país, en abril de 2008. La prensa pública, y las publicaciones en manos de personas cercanas al poder, hablaron muy poco de ese movimiento y, en la mayoría de los casos, se contentaron con reproducir los despachos de la agencia oficial de prensa. En cambio, los periódicos de la oposición que cubrieron los acontecimientos -como los semanarios Al-Maoukif y Mouwatinoun- sufrieron embargos intempestivos y tienen que enfrentarse a procedimientos judiciales, que consideran teledirigidos desde el poder. Así, en junio de 2008, Hédi Raddaoui, corresponsal de Mouwatinoun, fue detenido brutalmente, al margen de los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes, cuando salía de un hospital donde estuvo tomando fotos de los heridos. Unos agentes del Ministerio del Interior, que le borraron las imágenes, trasladaron al periodista a Túnez, para interrogarle allí. En el transcurso del año han embargado al menos cuatro números de Al-Maoukif, sin notificarlo a los responsables del periódico. Ahora, el presidente tunecino Zine el-Abidine Ben Alí prepara el terreno para una nueva elección, a la que pretende presentarse para un quinto mandato consecutivo. Internet, que podría ser un espacio de libertad, tampoco escapa a la regla del control. El 3 de noviembre de 2008 el Presidente declaró que “las nuevas formas de participación política, generadas por las modernas tecnologías de la comunicación (...) no pueden ocultar las amenazas que pueden engendrar para la integridad de los procesos democráticos, la estabilidad y la seguridad”. El gobierno tunecino ha recurrido a las tecnologías de filtrado de la Web. Algunos sitios informativos de Internet que critican al régimen, tales como Tunisia Watch, están inaccesibles a causa de sus contenidos. Otros, como la revista digital Kalima, sufren misteriosos ataques informáticos cuando publican artículos que hablan de las disfunciones políticas del país. Pero 2008 ha siugnificado el comienzo de una vigilancia electrónica muy dirigida. Están filtrando los buzones electrónicos de opositores al régimen, impidiéndoles acceder a algunas de las informaciones que reciben. Túnez ocupa el lugar 143, entre 173, en la clasificación mundial de la libertad de prensa, publicada por Reporteros sin Fronteras el 22 de octubre de 2008.
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Updated on 20.01.2016