Los periodistas palestinos y extranjeros que trabajan en los Territorios están hoy expuestos a una doble amenaza: la del ejército israelí y la, más reciente, de las distintas facciones palestinas. Reporteros sin Fronteras viajó del 4 al 7 de diciembre a Israel y a la franja de Gaza, con el fin de conocer mejor las condiciones en que trabajan los profesionales de la información que padecen esa situación.
Los periodistas palestinos y extranjeros que trabajan en los Territorios Palestinos están hoy expuestos a una doble amenaza: la del ejército israelí, responsable desde 2000 de numerosas exacciones con ellos y la, más reciente, de las distintas facciones palestinas, que ya no dudan en atacar a los medios de comunicación que les critican.
En 2006, la franja de Gaza se ha convertido en el escenario de muy duros enfrentamientos entre palestinos. Las tensiones entre Hamas, partido islámico en el poder, y Fatah, de donde procede el presidente Mahmud Abbas, llevaron a un callejón sin salida político y paralizaron las instituciones palestinas. Inevitablemente, esa división en el ejecutivo tuvo violentas repercusiones en la calle, y ahora ya no están seguros los profesionales de la información.
A pesar de que los representantes de las facciones palestinas y del ejército israelí manifiestan su voluntad de respetar la libertad de prensa y el trabajo de los periodistas, las cifras desmienten tanto a unos, como a otros. Tan solo en el transcurso del año 2006 el ejército israelí agredió o amenazó a dieciséis periodistas y destruyó los locales de tres medios de comunicación, mientras que algunos militantes palestinos dañaron las oficinas de siete medios de comunicación, destruyendo sus equipos y agrediendo al menos a cuatro profesionales de la información. Por otra parte, los palestinos secuestraron a seis periodistas extranjeros en la franja de Gaza. Este inquietante balance motivó la visita que una delegación de Reporteros sin Fronteras efectuó, del 4 al 7 de diciembre de 2006, a la franja de Gaza y a Israel, con el fin de investigar las condiciones en que trabajan los periodistas, entrevistarse con autoridades y ofrecer soluciones para garantizar mejor su seguridad.
Para Reporteros sin Fronteras, la seguridad de los periodistas no se tomará en serio hasta que la Autoridad Palestina y el ejército israelí decidan aplicar la ley, persiguiendo y sancionando a las personas que cometan delitos con periodistas. Deben abrirse investigaciones sistemáticas, hacer públicos sus resultados y sancionar a los culpables.
Por otra parte, Reporteros sin Fronteras propone la creación de una señal distintiva que permita identificar mejor a los periodistas. Generalmente la organización se opone a ese tipo de señales que, de hecho, identifica a los periodistas convirtiéndoles en blancos. En Irak o Afganistán, identificarse así aumenta considerablemente los riesgos a que se exponen. Pero en los Territorios Palestinos, frente a un ejército regular y profesional, en algunos casos la identificación puede proporcionar una protección suplementaria. Por tanto, Reporteros sin Fronteras propone reunir rápidamente a periodistas palestinos e israelíes y responsables políticos de ambos campos, así como militares israelíes, para que juntos reflexionen sobre la cuestión y encuentren una solución que permita, en el futuro, reducir los riesgos a que se exponen los periodistas que trabajan en los Territorios.
Es igualmente importante que todas las facciones palestinas se pongan de acuerdo lo antes posible sobre una declaración común, llamando a respetar el trabajo de los periodistas locales y extranjeros. En los Territorios, la mejora de la situación de la libertad de prensa pasa también por la apertura de los medios públicos de comunicación -la agencia de prensa WAFA y la PBC (televisión y radio públicas)- a todos los protagonistas palestinos, sea cual sea su afiliación política.
Finalmente, la creación de una instancia reguladora permitiría controlar las derivas de los medios de comunicación utilizados como enlaces para la propaganda de algunas facciones. El profesionalismo de los medios, es decir un estatuto reconocido por todos, permitiría igualmente luchar contra la estigmatización de los periodistas, a los que con frecuencia se califica de “traidores a la nación”, cuando intentan retroceder un poco y guardar distancias con los partidos políticos.
El informe de investigación completo: “El polvorín de Gaza: los periodistas palestinos atrapados entre dos fuegos”, está disponible en www.rsf.org.