Después de que Teherán anunciara el entierro del cuerpo de la fotógrafa irano-canadiense Zahra Kazemi, Reporteros sin Fronteras pide a Canadá que cree una comisión de investigación internacional. Las autoridades de Ottawa deben imponer, a las autoridades iraníes, el trabajo de esa comisión.
Las autoridades iraníes han anunciado que el 23 de julio de 2003 ha tenido lugar el entierro de la fotógrafa irano-canadiense Zahra Kazemi, en Chiraz, su ciudad natal al sur del país."Este nuevo cambio constituye una manifiesta obstrucción a la investigación, y hace ahora más difícil el establecimiento de la verdad", ha declarado Robert Ménard, secretario general de Reporteros sin Fronteras. "Se tendría que haber efectuado una nueva autopsia y, sin duda, se ha presionado mucho a la madre de la señora Kazemi, para que diera que diera marcha atrás en la carta que el 19 de julio envió a la embajada de Canadá en Teherán, pidiendo la inhumación de su hija en Canadá", añade, y concluye: "Hoy resulta claro que solo una investigación internacional permitirá identificar a los culpables. Manifiestamente, el régimen iraní no tiene ninguna voluntad de aclarar el asunto, y perseguir a los culpables del asesinato".
La organización exhorta también a las autoridades canadienses a tomar la iniciativa de crear una comisión de investigación internacional. El gobierno de Ottawa tiene que exigir a Teherán la creación de esa comisión. En efecto, la continuación de la investigación no puede, como ocurre ahora, dejarse en manos del fiscal general y revolucionario de Teherán Said Mortazavi, sobre el que hoy pesan algunas sospechas. Según la comisión gubernamental, habría asistido personalmente al interrogatorio de zahra Kazemi, en las primeras horas de detención de la periodista. Además, Said Mortazavi es famoso por haber reprimido duramente, desde hace tres años, a los periódicos reformistas del país, y haber hecho encarcelar a decenas de periodistas.
Evidentemente, el entierro de Zahra Kazemi se ha llevado a cabo con precipitación: sólo han pasado pocas horas entre el anuncio hecho por la agencia iraní Isna y el envío de una carta de la madre de la señora Kazemi a las autoridades, en la que pedía que se sepultara a su hija en Irán, y el entierro en Chiraz del cuerpo de la periodista. Algo sorprendente, la carta se envió a través de un miembro de la comisión gubernamental de investigación, creada por el presidente Mohammad Jatamí. Una comisión que, hasta ahora, se había opuesto a que Zahra Kazemi fuera enterrada antes de finalizar la investigación.
Según Reporteros sin fronteras, veintiún periodistas se encuentra encarcelados en Irán, al día de hoy, y trece de ellos en los últimos cuarenta días. Este triste record hace de la República islámica de Irán la mayor cárcel para los periodistas en Oriente Medio. Según las informaciones recogidas por Reporteros sin Fronteras, trece de ellos se encuentran actualmente detenidos por los servicios del fiscal general de Teherán, Said Mortazavi, y por los Guardianes de la Revolución, en los mismos locales en que interrogaron a Zahra Kazemi. Esos presos están privados de todos sus derechos (visitas de abogados y familias), y se encuentran en condiciones deplorables. La organización está muy preocupada por su suerte, lo mismo que sus familias que, en una carta al presidente Mohammad Jatamí, hablan de torturas físicas y psicológicas.