Zahra Kazemi, periodista irano-canadiense de 54 años residente en Canadá, fue detenida el 23 de junio de 2003, cuando fotografiaba a las familias de los detenidos delante de la cárcel de Evine, al norte de Teherán. Golpeada durante su detención, falleció a consecuencia de las heridas el 10 de julio. Pedimos al gobierno iraní que emprenda un auténtico diálogo con las autoridades canadienses, con el fin de resolver lo antes posible este caso.
"Hace ahora dos años que la familia de Zahra Kazemi espera que el cuerpo sea exhumado y repatriado a Canadá. Hace dos años que todos los defensores de la libertad de prensa, en todo el mundo, esperan que se haga justicia. Presumiblemente las autoridades iraníes han decidido otra cosa. La comunidad internacional tiene que apoyar las gestiones de Canadá, y obligar a Irán a dar cuenta de las circunstancias en que se produjo la muerte de Zahra Kazemi", ha declarado la organización.
El gobierno canadiense se ha implicado particularmente en este caso. Como consecuencia del simulacro de juicio celebrado en julio de 2004, que disculpó al principal sospechoso, en mayo de 2005 Canadá decidió limitar sus relaciones diplomáticas con las autoridades iraníes, hasta que se aclare el caso Kazemi.
Ottawa propuso que tres expertos judiciales -un canadiense, un iraní y un tercero designado por ambas partes- efectuaran la autopsia del cuerpo de la periodista. Las autoridades iraníes nunca han accedido a esta petición.
En este caso hay muchas preguntas sin respuesta. No se ha revelado la identidad de algunos de los que interrogaron a Zahra Kazemi. Como también se falsificaron las actas de algunos de los interrogatorios, y no se tuvieron en cuenta determinados testimonios.
Recordatorio de los hechos
Zahra Kazemi, periodista irano-canadiense de 54 años residente en Canadá, fue detenida el 23 de junio de 2003, cuando fotografiaba a las familias de los detenidos delante de la cárcel de Evine, al norte de Teherán. Golpeada durante su detención, falleció a consecuencia de las heridas el 10 de julio. Tras haber intentado esconder las causas de la muerte, un informe de investigación, hecho público por las autoridades iraníes el 20 de julio, reconocía la muerte violenta pero no precisaba el origen del golpe que resultó fatal. Ahora, solo una autopsia permitiría saber más de lo ocurrido.
El cuerpo de Zahra Kazemi fue inhumado precipitadamente en Chiraz (sur del país) el 22 de julio de 2003, en contra de la voluntad de su hijo, Stephan Kazemi, de nacionalidad franco-canadiense y con residencia permanente en Canadá. La madre de la periodista reconoció públicamente haberse visto presionada para que autorizara el entierro en Irán. Desde entonces, han sido en vano las peticiones de exhumación y repatriación del cuerpo a Canadá.
Tras una investigación parlamentaria, y bajo la fuerte presión de Canadá y de la comunidad internacional, la justicia iraní señaló como responsable de la muerte a un agente de los servicios de inteligencia, uno de los que interrogaron a Zahra Kazemi durante su detención. Fue inculpado antes de que, en un simulacro de julio celebrado el 24 de julio de 2004, fuera declarado inocente.