Cinco años después del comienzo de la guerra, cientos de periodistas obligados a exiliarse

Cinco años después del comienzo de la guerra de Irak, en marzo de 2003, Reporteros sin Fronteras hace público por primera vez un informe completo sobre la situación de los periodistas iraquíes que se han visto obligados al exilio.

Cinco años después del comienzo de la guerra de Irak, en marzo de 2003, Reporteros sin Fronteras hace público por primera vez un informe completo sobre la situación de los periodistas iraquíes que se han visto obligados al exilio. La mayoría de ellos han buscado refugio en Jordania o Siria, tras escapar a intentos de asesinato o recibir amenazas. Son así cientos los que intentan encontrar una vida normal en Amman, Damasco, o las grandes ciudades de Europa y América del Norte. “Estos periodistas viven en seguridad tras conseguir escapar al infierno iraquí. Hay que recordar que ese país es el más mortífero del mundo para los profesionales de los medios de comunicación. Pero el exilio no significa que acaben sus problemas. La mayoría de los periodistas que se han marchado del país no encuentran trabajo. Muchos deben abandonar el oficio. Todos, o casi todos, viven en precariedad, solos o con sus familias”, ha declarado Reporteros sin Fronteras. “Jordania y Siria se encuentran sobrepasadas por el masivo flujo de cientos de miles de refugiados iraquíes. Por eso, es imperativo que los países europeos, como los de América del Norte y los Estados del mundo árabe, pongan en marcha una auténtica política de acogida. Entre otros, Francia tiene que hacer esfuerzos en ese sentido. En el transcurso del primer trimestre de 2007, 9.300 iraquíes presentaron una demanda de asilo en Suecia, tras conseguir un visado. En el mismo período, en Francia fueron 63. A pesar de los correos enviados por Reporteros sin Fronteras al ministerio competente, a cuatro periodistas iraquíes se les negó un visado para Francia, en octubre pasado”, ha añadido la organización. Los periodistas iraquíes son el blanco de las milicias sunnitas y chiítas, Al Qaeda, y también las autoridades -por ejemplo la policía- y las fuerzas de la coalición encabezada por los norteamericanos. Desde marzo de 2003 han matado a 210 periodistas y trabajadores de medios de comunicación. El Ministerio del Interior iraquí ha abierto investigaciones, pero tan solo un número insignificante de ellas han llevado a detenciones. Los profesionales de la información son también objeto de secuestros, por razones políticas o simplemente con ánimo de lucro. Reporteros sin Fronteras ha contabilizado 87 secuestros de periodistas desde el comienzo del conflicto de Irak. Quince profesionales de los medios, entre los que se encuentra un británico, siguen retenidos como rehenes en Irak. Y el periodista francés del canal británico de televisión ITN, Fred Nérac, está desaparecido. Atrapado entre los disparos norteamericanos e iraquíes en el segundo día de la guerra, su cuerpo no ha aparecido nunca. Para este informe, Reporteros sin Fronteras se ha entrevistado con numerosos periodistas iraquíes en el exilio. Como, por ejemplo, el antiguo corresponsal de la agencia de prensa española EFE, que huyó tras leer su nombre en un cartel, colocado en la panadería de su barrio, a principios de 2007. En aquel momento Al Qaeda controlaba la zona, y decidió marcharse inmediatamente con su mujer y sus dos hijos. O también ese experimentado camarógrafo, que no quiere dar su nombre por temor a represalias: “En mayo de 2007 supe que el ejército de Mahdi (milicia chiíta de Moqtada al Sadr, implicada en la depuración étnica de los barrios mixtos de Bagdad) estaba haciendo preguntas sobre mí. Soy periodista, trabajaba en un canal de televisión norteamericano y soy sunnita. Para ellos, yo era por tanto un objetivo. Inmediatamente decidí marcharme de la ciudad. Me fui a Siria”. Hussein Al Maadidi atrajo sobre sí las iras de las autoridades iraquíes y del ejército norteamericano, tras comentar en la prensa la masacre de Haditha (una sección de marines norteamericanos puso en marcha una expedición de castigo contra un pueblo, tras perder a uno de sus hombres, en noviembre de 2005). “La policía registró veintitrés veces mi casa. En los dos últimos años nunca regresé a mi casa. Incluso trabajé con otro nombre, para evitar represalias de la policía. Les molesto con mis artículos sobre lo que realmente pasa en el oeste del país”. En octubre de 2007 se marchó de Irak. “Los periodistas iraquíes son como sus compatriotas: muchos han emprendido el camino del exilio. Porque eran objetivos, o les habían amenazado, secuestrado. Porque están cansados de una situación de seguridad siempre precaria. Jordania es su destino preferido para el exilio. Y también es allí donde mejor les va. Siria es más difícil para los refugiados. Las autoridades de Amman y Damasco permiten que los periodistas iraquíes trabajen libremente, mientras se limiten a los asuntos iraquíes y no critiquen al país que les ha acogido”, escribe Reporteros sin Fronteras en su informe. En Europa, solo una pequeña minoría de periodistas exiliados continúan en la misma profesión. Ahmed Al-Allef, colaborador de muchos medios de comunicación extranjeros, entre los que se encuentra el diario francés Le Monde, quiere reanudar sus estudios de periodismo para, un día, poder integrarse en una redacción francesa. Pero dice que conoce todas las dificultades que le esperan. “Perdí mi casa, mi coche y mis ahorros. Mi familia se ha dispersado por las cuatro esquinas del mundo. A pesar de ello, quiero comenzar una nueva vida y me esfuerzo en aprender francés”, ha explicado a Reporteros sin Fronteras. Como cuenta con el apoyo de prestigiosos medios europeos, consiguió el estatuto de refugiado en siete meses.
Publié le
Mise à jour le 20.01.2016