Controlado con mano de hierro por la familia real, Bahréin es conocido por encarcelar a numerosos periodistas.
Panorama mediático
En 2017, el único y último medio independiente del país, Al Wasat, fue cerrado. Desde entonces, Bahréin ya solo dispone de cadenas de radio y televisión controladas por el Ministerio de Información. Existen cuatro diarios nacionales en lengua árabe y dos en inglés, todos ellos semi-gubernamentales y propiedad de alguno de los miembros de la familia real, a la que, por supuesto, está prohibido criticar.
Contexto político
La libertad de expresión no existe en Bahréin. La situación se ha deteriorado desde las manifestaciones a favor de la democracia de 2011. El gobierno ha reducido el espacio que ocupa el periodismo independiente y los medios se han transformado en un mero canal transmisor para la familia real y sus partidarios.
Marco legal
Varios periodistas de Bahréin que han criticado al gobierno en Internet, desde el extranjero, han sido acusados de “ciberdelincuencia”. El país no dispone de ninguna ley reciente relativa a la prensa y la legislación en vigor desde hace décadas está totalmente obsoleta y no se adecua a las realidades prácticas, ni a la evolución del periodismo, desde hace 50 años.
Contexto económico
Los órganos de prensa en manos del Gobierno o de miembros de la familia real están autorizados a trabajar para políticos, diputados del Parlamento o mujeres y hombres de negocios influyentes. Esta situación crea un conflicto de intereses que lleva a los medios a perder su independencia financiera y que afecta a su línea editorial.
Contexto sociocultural
La sociedad y las personalidades religiosas ejercen una fuerte presión sobre los periodistas, con el fin de disuadirlos de abordar ciertos temas como el género, la sexualidad o la religión.
Seguridad
Acusados de participar en manifestaciones o de apoyar al terrorismo, los reporteros profesionales y los periodistas ciudadanos soportant largas condenas de cárcel, a menudo de por vida, durante las cuales padecen malos tratos. A algunos de ellos se les ha retirado incluso la ciudadanía. Desde 2016, los periodistas de Bahréin que trabajan para medios internacionales afrontan dificultades para renovar su acreditación.