Camerún

Camerún continúa retrocediendo en materia de libertad de prensa y ahora forma parte de los países más peligrosos de África para el ejercicio del periodismo. La gran cantidad de medios de comunicación que hay en el país –tan mencionada por las autoridades–, no es una garantía de que exista un ambiente favorable para la prensa. La ley contra el terrorismo aprobada en 2014 fue empleada para mantener encarcelado durante dos años y medio al corresponsal de RFI. El exdirector de la radiotelevisión pública se encuentra en prisión preventiva desde 2016, sin que se haya dictado aún ninguna sentencia en su contra. Esta detención muestra las represalias que pueden sufrir los periodistas que defienden su independencia y resisten a las injerencias del gobierno. Con la excepción de Eritrea, ningún otro país africano ha mantenido detenido a un periodista durante tanto tiempo sin haberlo juzgado. La ONU, que ha reconocido el carácter arbitrario de esta detención, ha pedido a Camerún -sin éxito- que lo ponga en libertad. Los periodistas de las regiones de habla inglesa, que también sufren apagones de internet con regularidad, son víctimas de ataques y se les acusa con frecuencia de ser cómplices del movimiento secesionista que se opone desde hace muchos años al poder central en Yaundé. En 2019, uno de ellos fue detenido en secreto y murió pocos días después en condiciones muy sospechosas. Más de diez meses después del incidente, las autoridades acabaron por reconocer que había muerto bajo custodia. La presión sobre los profesionales de la información es constante y se intensifica durante los periodos electorales, como sucedió con la reelección de Paul Biya para un séptimo mandato en 2018, cuando se multiplicaron las amenazas, agresiones y detenciones de periodistas.