El 16 de noviembre de 2005, la justicia iraní confirmó en apelación la inocencia de Reza Aghdam Ahmadi, el único acusado del asesinato de la periodista gráfica irano-canadiense Zahra Kazemi. Según su abogada, Shabani, la sentencia del tribunal de apelación de Teherán ha ordenado también el reenvío del dossier a la fiscalía. Los abogados de la familia de la víctima han manifestado la esperanza de que ahora se reabra la investigación.
El 16 de noviembre de 2005, la justicia iraní confirmó en apelación la inocencia de Reza Aghdam Ahmadi, el único acusado del asesinato de la periodista gráfica irano-canadiense Zahra Kazemi. Según su abogada, Shabani, la sentencia del tribunal de apelación de Teherán ha ordenado también el reenvío del dossier a la fiscalía. Los abogados de la familia de la víctima han manifestado la esperanza de que ahora se reabra la investigación.
“El caso de Zahra Kazemi no debe enterrarse con la inocencia de Reza Aghdam Ahmadi, quien no ha hecho otra que jugar el papel chivo expiatorio en este espantoso asunto”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
“Nos sentimos aliviados ante la idea de que ahora la justicia tiene oficialmente que reabrir el caso. Pero nos tememos que de nuevo se ponga en manos del fiscal general de Teherán, Said Mortazavi, que está implicado personalmente. Por eso, nos unimos a la petición de los abogados de la familia de Zahra Kazemi, y exigimos que el caso lo instruya un juez independiente. Insistimos también en la necesidad de que se lleve a cabo un proceso justo y equitativo que permita aclarar, de una vez por todas, las circunstancias de la muerte de la periodista gráfica, mientras se encontraba en manos de las autoridades iraníes”, ha añadido la organización.
“Desde hace dos años sus allegados reclaman que se exhume el cuerpo y se repatríe a Canadá. Una petición que hasta hoy permanece sin respuesta. En la espera de que las autoridades iraníes acepten finalmente acceder a esa petición, resulta primordial que todos los responsables de la muerte de Zahra Kazemi sean identificados, juzgados y sancionados por este asesinato premeditado”, ha concluido la organización.
En lo que se refiere a Reza Aghdam Ahmadi, uno de los agente de los servicios de inteligencia que interrogaron a Zahra Kazemi mientras estaba detenida, muchos consideran que solo ha sido un chivo expiatorio, sacrificado por la justicia ultraconservadora. Tras una investigación parlamentaria iraní, y presionada por la comunidad internacional, y más particularmente por Canadá, la justicia terminó por señalarle como responsable de la muerte de Zahra Kazemi. Fue inculpado, antes de ser declarado inocente una primera vez, el 24 de julio de 2004, en un simulacro de juicio.
Con la reapertura de la investigación algunos de los sospechosos, que sin embargo consiguieron un “no ha lugar” y quedaron por tanto fuera de la causa, podrían de nuevo sentarse en el banquillo de los acusados.
Recordatorio de los hechos
Zahra Kazemi, periodista irano-candiense de 54 años y residente en Canadá, fue detenida el 23 de junio de 2003, cuando fotografiaba a algunas familias de detenidos delante de la cárcel de Evine, en el norte de Teherán. Golpeada durante la detención, falleció a consecuencia de las heridas el 10 de julio. Tras haber intentado esconder las causas del deceso, un informe de investigación hecho público por las autoridades iraníes el 20 de julio reconocía la muerte violenta, pero no precisaba el origen del golpe que resultó fatal. Hoy, solo una autopsia permitiría saber algo más.
El cuerpo de Zahra Kazemi fue inhumado precipitadamente, en Chiraz (sur del país), el 22 de julio de 2003, contra la voluntad de su hijo, Stephan Hachemi, de nacionalidad franco-canadiense y con residencia permanente en Canadá. La madre de la periodista reconoció públicamente haber sido presionada para autorizar el entierro en Irán. Desde entonces han sido vanas las peticiones de exhumación y repatriación del cuerpo a Canadá.