Una visita de solidaridad

La visita de una eurodiputada a disidentes en Cuba permite confiar en que progresen las relaciones entre el movimiento prodemocracia cubano y la Unión Europea.

Por Adolfo Fernández Saínz La visita de una eurodiputada a disidentes en Cuba permite confiar en que progresen las relaciones entre el movimiento prodemocracia cubano y la Unión Europea. ECecilia Malmström, eurodiputada por el partido liberal sueco y miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento Europeo, visitó La Habana del 18 al 21 de febrero pasado, acompañada por Peter Isling, asesor para las relaciones exteriores de ese mismo partido. Esta visita para tomar contacto con la resistencia cívica cubana y con periodistas independientes se sitúa en el contexto de la creciente inquietud que se manifiesta en Suecia por la situación de los derechos humanos en nuestro país. Dicha situación ha suscitado incluso un virulento debate en la prensa sueca entre los liberales, a los que suman exiliados cubanos, y grupos que defienden al Partido Comunista de Cuba. El gobierno socialdemócrata sueco, que ocupa actualmente la presidencia de la Unión Europea, ya se había pronunciado en términos muy claros en sus reclamos a las autoridades cubanas con ocasión de la detención y posterior expulsión de Cuba de tres periodistas suecos en agosto del año pasado y de nuevo por el encarcelamiento de dos personalidades de la República Checa (Ivan Pilip y Jun Buvenik) durante veinticuatro días en nuestro país en enero último. Además, en el mes de diciembre, la Ministra de Relaciones Exteriores sueca Anna Lindh declaró con respecto a la actual situación cubana que "(ahora) es habitual que los opositores sean arrestados por periodos cortos y perseguidos con métodos que son más difíciles de probar que largas condenas a prisión" y aseguró que "a través de su embajada en La Habana, Suecia sigue atentamente estas cuestiones y ha procedido a fin de que la Unión Europea discuta también estos asuntos con Cuba". Las relaciones entre Cuba y la Unión Europea se rigen por la llamada "posición común", adoptada en 1996 por el Consejo de Ministros de los Quince, que consiste esencialmente en contribuir a que el país evolucione de forma pacífica hacia una economía de mercado y hacia un pluralismo político. Pero ante la inmovilidad de la situación en Cuba, algunos países de la Unión Europea comienzan a dar prioridad a su propia agenda bilateral con el gobierno cubano. Malmström e Isling se entrevistaron con los liberales de Cuba, con otras tendencias disidentes, así como con miembros del movimiento de bibliotecas independientes. Ello les permitió conocer las distintas corrientes políticas de la disidencia, así como el carácter pacífico de la oposición y su determinación. En todas partes recibieron múltiples y contundentes testimonios sobre el deterioro de la situación en materia de derechos civiles y políticos en Cuba y la falta de voluntad del gobierno de Fidel Castro para iniciar cambios que permitan una salida digna a la aguda crisis económica y social en que está sumido nuestro país desde hace más de diez años. A su partida declararon que, pese a la brevedad de su estancia, habían cumplido su cometido de conocer de cerca la realidad cubana. Cecilia Malmström, que goza de gran prestigio dentro de la familia liberal, podría influir positivamente en la actualización de la política paneuropea hacia Cuba. En los últimos meses la política exterior del gobierno cubano ha multiplicado los conflictos con otros países (fue el caso con España, la República Checa y, últimamente, con la Argentina) acrecentando así su aislamiento internacional. Como señalan algunos observadores, es tal vez una coyuntura propicia para iniciar un intercambio más sólido y permanente entre el movimiento prodemocracia de Cuba y la Unión Europea.
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Updated on 20.01.2016