Mientras el presidente Jacques Chirac llegaba a Pekín el 9 de octubre, acompañado de una delegación de empresarios, Reporteros sin Fronteras lamenta que la sociedad francesa Thalès venda al gobierno chino equipos de radio, que le permiten interferir los programas de varias radios internacionales.
Mientras el presidente francés ha visitado Pekín, los días 9 y 10 de octubre, acompañado de una delegación de empresarios, Reporteros sin Fronteras quiere llamar la atención de Jacques Chirac sobre la utilización represiva de algunos de los materiales vendidos por empresas francesas.
Según las informaciones recogidas por Reporteros sin Fronteras, algunos de los materiales de radio vendidos por la empresa francesa Thalès están siendo utilizado por el gobierno chino para interferir la programación de emisoras internacionales. Resulta lamentable que una empresa francesa participe así en la construcción de una "gran muralla de las ondas", que viola el derecho al libre acceso a la información de cientos de millones de individuos.
Así, las antenas ALLISS, famosas por su eficacia y resistencia, instaladas por Thalès, entre otros lugares en la ciudad de Kashi (extremo noroeste del país), sirven para interferir los programas de las radios Voice of Tibet (con sede en Noruega), BBC World Service, Voice of America y Radio Free Asia. Esa instalación, en una región fronteriza aislada, permite al gobierno interferir muy eficazmente los programas de onda corta emitidos por dichas radios internacionales, desde Europa y Asia Central. Al parecer, existirían otra decena de puestos del mismo tipo, entre otros en la isla de Hainan (sur del país), al norte de Nanjing (Este), en Urumqi (Noroeste) y en Kunming (Sur).
Un representante de Thalès en Pekín ha explicado a Reporteros sin Fronteras que en los contratos firmados con China no existe ninguna cláusula sobre la utilización de los equipos. Thalès vendió material, entre otros, a las autoridades chinas en 2001 y 2002.
Por su parte, los responsables de las radios afectadas han confirmado a Reporteros sin Fronteras que el gobierno de Pekín ha mejorado notablemente, desde 2001, su dispositivo de interferencias. Por ejemplo, la emisora Radio Free Asia utiliza una decena de frecuencias, pero se ven sistemáticamente interferidas gracias a un doble dispositivo: la emisión de ruidos sordos y música, gracias a emisores de grandes ondas (de un alcance de cerca de 2.000 kilómetros), y emisores locales (alrededor de cinco kilómetros en torno a las grandes ciudades).
El gobierno francés debe advertir a las empresas nacionales sobre el peligro que representa la venta de algunos materiales a las autoridades chinas. Sería lamentable que las empresas francesas se convirtieran en auxiliares de la policía y el Partido Comunista Chino, siguiendo el ejemplo de los vehículos italianos Iveco, reconvertidos por los chinos en cámaras móviles de ejecución, o de los buscadores vendidos por Cisco a Pekín, para bloquear millares de sitios de Internet e interceptar las comunicaciones electrónicas.
El gobierno chino, que sin embargo es miembro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), se niega sistemáticamente a responder a las denuncias de los gobiernos concernidos como fue el caso, en diciembre de 2003, cuando la visita a China Popular del Ministros de Asuntos Exteriores británico, Bill Rammer. Antes que él, presentó varias denuncias ante la UIT el International Broadcasting Bureau (organismo público norteamericano encargado de la difusión de Radio Free Asia y Voice of America). El gobierno de Pekín las negó en bloque.