Reporteros sin Fronteras pide que vuelva a ponerse en marcha la investigación sobre la desaparición, el 2 de abril de 2005, del periodista Alfredo Jiménez Mota, tras las declaraciones de un policía municipal del Estado de Sonora, implicando en el caso al gobernador, y a su entorno. La organización pide que se proteja especialmente al testigo.
El teniente Jesús Francisco Ayala Valenzuela, policía municipal del Estado de Sonora (Noroeste), denuncio el 17 de enero de 2007, ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la implicación directa de las autoridades locales en la desaparición de Alfredo Jiménez Mota, del diario El Imparcial, ocurrida el 2 de abril de 2005 en Hermosillo (capital del Estado). Reporteros sin Fronteras pide a las autoridades federales que protejan al testigo y vuelvan a poner en marcha la investigación, a partir de esa declaración.
“Las acusaciones efectuadas por Jesús Francisco Ayala Valenzuela contra el entorno del gobernador de Sonora, Eduardo Bours, son de una gravedad extrema. Vienen a confirmar la relación existente entre la desaparición -y el probable asesinato- de Alfredo Jiménez Mota y las investigaciones que hizo sobre la connivencia que existe entre algunos funcionarios del Estado y narcotraficantes. Las autoridades federales no pueden hacer abstracción del aspecto político del caso. Eduardo Bours y su entorno deberán explicarse en las altas esferas. También pedimos que al testigo se le proporcione una protección especial. La resolución del caso de Jiménez Mota tiene valor de prueba para el nuevo gobierno, en su lucha contra la impunidad”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
Alfredo Jiménez Mota, periodista del diario regional El Imparcial, publicó en septiembre de 2004 informaciones sobre la dudosa liberación, por parte de la policía, de Raúl Enríquez Parra, alias “El 9”, jefe de la organización mafiosa “Los Números”, también conocida como “Los Güeritos”. Al narcotraficante le pusieron en libertad inmediatamente, tras la incautación de droga y armas de fuego en su coche. Mientras efectuaba sus investigaciones, Alfredo Jiménez Mota recibió unas grabaciones telefónicas tendentes a confirmar las relaciones entre el entorno del gobernador del Estado, Eduardo Bours, y Raúl Enríquez Parra. El periodista desapareció en la noche del 2 de abril de 2005 en Hermosillo, cuando se disponía a encontrarse con una de sus fuentes.
Jesús Francisco Ayala Valenzuela, teniente de la policía municipal de Navojoa, declaró dos veces en enero de 2007 ante la Procuraduría General de la República (PGR) y la CNDH, corroborando las revelaciones del periodista desaparecido. El policía denunció al ex director de la policía de Navojoa (del que era chofer), Luis Octavio Gastelúm Villegas, a los oficiales de la policía judicial Ricardo Tapia Chan y Pedro Córdova Herrera (amigo de “El 9”), al fiscal local Abel Murrieta y, sobre todo, a Ricardo Bours, hermano del actual gobernador de Sonora, como autores intelectuales del secuestro de Alfredo Jiménez Mota.
Según el semanario Proceso, el policía declaró que su superior, Luis Octavio Gastelúm Villegas, habría encargado a su subordinado y amigo Félix Moroyoqui que abatiera e hiciera desaparecer al periodista. Para llevar a cabo la tarea Félix Moroyoqui, que es también un asesino a sueldo por cuenta de “El 9”, se habría valido de un grupo de ocho hombres, que según algunos eran policías. El 14 de mayo de 2005, es decir dos meses y medio después de la desaparición de Alfredo Jiménez Mota, aparecieron cerca de la localidad de Ciudad Obregón los cadáveres de Félix Moroyoqui y sus ocho cómplices, que a su vez habían desaparecido cuatro días antes. Siempre según el teniente Ayala Valenzuela, Ricardo Bours y sus acólitos querían eliminar a los molestos testigos.
El policía, al que han amenazado varias veces, ha confiado que, antes de huir y esconderse, había solicitado en vano la protección del gobernador Eduardo Bours. En cuanto a los restos de Alfredo Jiménez Mota, no han aparecido nunca.