Reporteros sin Fronteras exige la inmediata reapertura del Tibet, y las regiones tibetanas, a la prensa extranjera. Las seis semanas de cierre de la región, y el drástico control informativo, han ido acompañados de una masiva campaña de propaganda en los medios de comunicación, y en Internet.
Reporteros sin Fronteras exige la inmediata reapertura del Tibet, y de las provincias de población tibetana, a la prensa extranjera. Hace cerca de seis semanas que las autoridades practican un black-out informativo, y llevan a cabo una masiva campaña de propaganda.
"¿Qué esconde el gobierno chino tras las puertas cerradas del Tibet? Evidentemente estamos muy lejos del regreso a la normalidad que anunciaron las autoridades chinas. Las pocas informaciones que se filtran muestran una situación muy diferente: detenciones y clima de terror en las ciudades, y en torno a los monasterios. Este black-out informativo facilitada el trabajo de propaganda que están llevando a cabo las autoridades de Pekín, pero también la difusión de rumores, propagados por algunos grupos en el extranjero. Llamamos a la Unión Europea y a las Naciones Unidas a movilizarse para conseguir que Pekín deje que los corresponsales extranjeros puedan ir libremente al Tibet, y a las regiones vecinas", ha declarado la organización.
El 22 de abril de 2008, los organizadores de los Juegos Olímpicos de Pekín aplazaron sine die el viaje de prensa, previsto para cubrir la subida de la antorcha olímpica a la cumbre del Everest. Primero, los reporteros tenían que acudir a Lhassa, para aclimatarse a la altura, pero se ha anulado el paso por la capital tibetana. Según las autoridades, es una medida adoptada a causa de problemas "meteorológicos". "Solo se autorizarán reportajes sobre la antorcha", ha avisado un cargo oficial.
Desde el 14 de marzo de 2008 no han autorizado que ningún periodista pueda ir libremente al Tibet, ni a las regiones de población tibetana. Las autoridades de Lhassa han organizado dos viajes, y después otro al Monasterio de Labrang (Gansu). Hasta nueva orden, los turistas no pueden acceder a la región himalaya.
Desde entonces, Reporteros sin Fronteras ha contabilizado medio centenar de atentados a la libre circulación de los periodistas extranjeros en las regiones tibetanas.
Las autoridades han puesto en marcha una masiva campaña de propaganda, cuyo objetivo es mostrar que los tibetanos son "amotinadores" y "terroristas". Así, los despachos de la agencia oficial Xinhua hablan esencialmente del retorno a la normalidad, y del descubrimiento de armas en los templos budistas. El 16 de abril Xinhua anunció que las autoridades habían encontrado armas, dinamita y receptores por satélite, en once monasterios de Gansu.
A los canales nacionales y provinciales les han dicho que emitan frecuentemente imágenes de la violencia llevada a cabo por los tibetanos en Lhassa, o en el distrito de Aba (Sichuan), donde atacaron algunos edificios públicos.
Para impedir que la población tibetana pueda acceder a informaciones no censuradas se han reforzado las interferencias en las radios internacionales que emiten en tibetano, y especialmente en Voice of Tibet y Radio Free Asia. Violando la reglamentación internacional de emisión en onda corta y media, las autoridades chinas difunden programas o ruidos sordos en las mismas frecuencias que esas radios con sede en extranjero. "Desde el 16 de marzo notamos un fuerte aumento de las interferencias, sobre todo en las ciudades donde el gobierno ha invertido decenas de millones de dólares para instalar antenas que impidan a los tibetanos escucharnos", ha explicado a Reporteros sin Fronteras Oystein Alme, director de Voice of Tibet.
Esa campaña de propaganda en contra de la "pandilla del Dalai Lama" está siendo ampliamente reproducida por los medios de comunicación chinos, con sede en el extranjero. Los canales de CCTV en lenguas extranjeras emiten únicamente imágenes de la violencia llevada cabo por los tibetanos, sin mencionar nunca las represalias que han sufrido. Más recientemente, el periódico Ouzhou Shibao (Noticias de Europa, con sede en Francia) publicó una página entera sobre el Tibet, retomando los argumentos de las autoridades.
También algunos internautas y hackers chinos acosan a las organizaciones pro-tibetanas. Un grupo de hackers, con sede en China, dejó recientemente fuera de servicio el sitio del gobierno en el exilio. Y varios medios en el extranjero, y entre ellos sitios de Internet en los que se pueden colgar comentarios, están inundados de mensajes que a veces reproducen palabra por palabra la propaganda oficial.
Las autoridades han ordenado a los medios de comunicación que se limiten a dar el balance oficial de 13 civiles inocentes muertos y 300 heridos por los "amotinados". Por su parte, el gobierno tibetano en el exilio ha dado cuenta de la muerte de un centenar de tibetanos y cientos de casos de detenciones. Algunos grupos pro-tibetanos hablan de miles de detenidos en los campos, donde se practica la tortura.
Finalmente, Reporteros sin Fronteras lamenta las incesantes críticas de las autoridades chinas a la prensa extranjera, por la cobertura de la situación en Tibet. "Algunos medios deforman voluntariamente los hechos y describen viciosamente un crimen odioso como si se tratara de una manifestación pacífica", aseguró, a mediados de marzo, el dirigente comunista tibetano Raidi.