El 4 de octubre hará exactamente tres meses que del secuestro de Alí Astamirov, corresponsal de la AFP en Inguchia. Al día de hoy nadie sabe donde se encuentra el periodista, si todavía está vivo, quienes son sus secuestradores y cuales fueron las razones del secuestro. Reporteros sin Fronteras, enormemente preocupada por la situación, ha pedido que se interesen por el caso a la Unión Europea (UE) y a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
El 4 de octubre hará exactamente tres meses que del secuestro de Alí Astamirov, corresponsal de la Agencia France Presse (AFP) en Inguchia. Al día de hoy nadie sabe donde se encuentra el periodista, si todavía está vivo, quienes son sus secuestradores y cuales fueron las razones del secuestro. Reporteros sin Fronteras, enormemente preocupada por la situación, ha pedido que se interesen por el caso a la Unión Europea (UE) y a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Reporteros sin Fronteras ha pedido a Silvio Berlusconi, presidente del Consejo de la UE, y a Jaap de Hoop Scheffer, Ministro de Asuntos Exteriores de Holanda y presidente en ejercicio de la OSCE, que se dirijan a las autoridades rusas para que ellas hagan todo lo necesario para conseguir informaciones sobre Alí Astamirov, y para lograr que le liberen.
El pasado 4 de julio, tres hombres armados que se lo llevaron en un coche hacia Chechenia, secuestraron en Nazran (capital de Inguchia) a Alí Astamirov, de 34 años, nacionalidad chechena y padre de dos hijos. Tres meses después del secuestro, ni la familia ni la AFP han recibido ninguna petición de rescate, y ningún secuestrador ha intentado ponerse en contacto con ellos. Ni los investigadores encargados del caso en Moscú, ni la fiscalía de Nazran en Inguchia, han conseguido resultados significativos en sus investigaciones. Aunque tres semanas después de los hechos la familia creyó poder asegurar que el periodista estaba vivo, hoy ya no tiene esa certeza.
En los meses anteriores al secuestro el periodista, que cubría también la situación en Chechenia, fue objeto de amenazas anónimas, y se cambió de residencia temiendo por su seguridad. Esas amenazas, así como la falta de petición de rescate, parecen confirmar que la causa del secuestro de Alí Astamirov fue su trabajo periodístico.