Reporteros sin Fronteras teme por la seguridad de los periodistas encarcelados desde que el pasado 24 de junio falleciera un disidente en la celda. La organización está también preocupada por su estado de salud, y pide a las autoridades que les concedan una licencia extra penal. Normando Hernández González, que se encuentra muy débil, solicitó una hace un año. Pero ha sido en vano.
Reporteros sin Fronteras está muy preocupada por la seguridad y la salud de los periodistas encarcelados, y en particular las de Normando Hernández González, director de la agencia independiente Colegio de Periodistas Independientes de Camagüey (CPIC), que todavía no ha conseguido la licencia extra penal que, por razones de salud, solicitó su esposa hace un año. Nuestra preocupación se ve aumentada por la noticia del fallecimiento, el 24 de junio de 2007, de Manuel Acosta, un disidente de 47 años, en la penitenciaría de la provincia de Cienfuegos (Centro), donde llevaba tres días detenido por “peligrosidad pre delictiva”. Según las primeras informaciones, el preso se suicidó.
¿Durante cuanto tiempo piensan las autoridades cubanas mantener en la cárcel a unas personas condenadas por haber hecho su trabajo de periodistas, y cuyo estado de salud se ha vuelto incompatible con el internamiento? ¿Van a esperar a que Normando Hernández González intente poner fin a su vida para concederle finalmente la licencia extra penal que reclama desde hace un año? Someter a unos hombres en estado de debilidad a ese trato, o mejor a esa falta de trato, equivale a hacerles morir a fuego lento. El gesto que esperamos de las autoridades cubanas no tiene nada de político. Es simplemente humanitario. El diálogo iniciado por el Ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, con el gobierno de La Habana, debe tratar esta situación de urgencia”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
El estado de salud de Normando Hernández González, condenado a veinticinco años de cárcel en la “primavera negra” de marzo de 2003, es cada vez más alarmante, según su esposa. Yaraí Reyes le visitó el 21 de junio de 2007 y le encontró en muy mal estado. Ahora Normando Hernández González pesa cincuenta y tres kilos y tiene, entre otras cosas, graves problemas intestinales que le impiden alimentarse normalmente. También padece tuberculosis y no recibe los tratamientos que necesita. Varias veces, desde el 4 de marzo de 2007, se ha negado a comer. El 7 de julio de 2006 Yaraí Reyes formuló, en nombre de su marido, una petición de licencia extra penal por razones de salud. Sin ningún éxito.
Pedro Argüelles Morán, director de la Cooperativa Avileña de Periodistas Independientes (CAPI), hizo huelga de hambre el 16 de junio de 2007, con el fin de conseguir derecho a recibir las medicinas enviadas por su familia. Detenido en 2003 en su domicilio de Ciego de Avila (Centro), el periodista cumple una condena de veinte años de cárcel.
El periodista independiente Fabio Prieto Llorente choca, desde el 10 de junio de 2007, con la negativa de las autoridades penitenciarias a concederle los tratamientos necesarios para su degradado estado de salud. El periodista, internado en la Isla de la Juventud (Sudoeste), de donde procede, fue hospitalizado el pasado mes de mayo, según su familia. Tiene fuertes dolores en el pecho y la espalda, y la tensión arterial muy baja. Las autoridades le han negado el tratamiento que necesita para una seria complicación pulmonar, y le devolvieron a la cárcel sin que hubieran finalizado los reconocimientos médicos que le estaban practicando. Fabio Prieto Llorente cumple condena de veinte años de cárcel desde la “primavera negra”.
Condenado en 2003 a dieciséis años de cárcel, José Ubaldo Izquierdo Hernández, de la agencia Grupo de Trabajo Decoro, se encuentra actualmente detenido en Guanajay (provincia de La Habana). Su salud se deteriora considerablemente. En febrero pasado permaneció hospitalizado durante quince días, por unos problemas de la circulación sanguínea que le causan fuertes calambres. Los médicos le recomendaron un régimen alimenticio estricto, que excluye la comida que se sirve en la cárcel. Las autoridades penitenciarias no han tenido nunca en cuenta esa prescripción.
El periodista independiente Víctor Rolando Arroyo Carmona espera desde hace meses que un estomatólogo le cure dos dientes superiores, que se le han roto. Tras varias reclamaciones, las autoridades penitenciarias le permitieron tan solo hacerse una radiografía bucal, según su esposa Elsa González. El periodista tendría también hipertensión arterial, pero las autoridades dicen que carecen de material para verificarlo. Detenido el 18 de marzo de 2003 en su domicilio de Pinar del Río (Oeste), Víctor Rolando Arroyo Carmona fue condenado a veintiséis años de cárcel (una de las mayores condenas impuestas a un periodista independiente).
También se ha deteriorado en la cárcel el estado de salud de José Luis García Paneque, director de la agencia independiente de prensa Libertad, de Las Tunas (Este). Detenido en Las Mangas, cerca de su ciudad de residencia, en el mes de junio le habrían trasladado a un hospital de Bayamo, a causa de unos fuertes dolores en el abdomen. Los médicos le habrían detectado un quiste en la parte superior de un riñón. Su peso ha pasado de ochenta y seis a cincuenta kilos, a causa de una enfermedad intestinal. José Luis García Paneque fue condenado a veinticuatro años de cárcel en 2003.
Pablo Pacheco Avila, de la agencia CAPI, salió el 9 de junio de 2006 del hospital provincial de Ciego de Avila, tras cincuenta y dos días de tratamiento intensivo. Le hospitalizaron de nuevo el 26 de abril de 2007, para operarle la rodilla derecha. El periodista fue condenado en abril de 2003 a veinte años de cárcel.
Militante sindical y político, corresponsal en Colón (provincia de Matanzas) de la agencia Patria, Iván Hernández Carrillo hizo huelga de hambre el 25 de junio de 2007 en la cárcel de “Guamajal Hombres”, en señal de protesta por los malos tratos de sus guardianes. Cumple una condena de veinticinco años de cárcel.
En las cárceles cubanas hay actualmente veinticinco periodistas disidentes, de los que veinte fueron detenidos en la “primavera negra” y condenados a penas que van de catorce a veintisiete años de reclusión. Desde 2003 Cuba es la segunda cárcel del mundo para los periodistas, después de China.