Reporteros sin Fronteras condenada a pagar 6.000 euros a la heredera del fotógrafo Korda
El 10 de marzo de 2004, el Tribunal de Gran Instancia de París ha condenado a Reporteros sin Fronteras a pagar 6.000 euros a Diane Díaz López. "Mientras que esta última exigía una suma superior a un millón de euros, nosotros consideramos que la decisión es razonable y que devuelve la infracción a su justa dimensión", ha manifestado la organización.
El Tribunal de Gran Instancia de París tenía que decidir si Reporteros sin Fronteras había respetado los términos de la disposición del 9 de julio de 2003, prohibiéndole utilizar el retrato del Che realizado por Korda, y fijar la cantidad que Reporteros sin Fronteras debería pagar a Diane Díaz López. En junio de 2003, Reporteros sin Fronteras utilizó la fotografía de Korda del "Che con boina y estrella" para realizar una campaña, denunciando los atentados a la libertad de prensa en Cuba. El visual representaba el célebre cartel de Mayo del 68, que representa a un CRS blandiendo una porra y con un escudo en la otra mano. El rostro del CRS se sustituyó por el de Ernesto "Che" Guevara, dibujado a partir de la fotografía de Korda. La leyenda de la campaña, que tenía que difundirse del 8 al 22 de julio, era: "Bienvenido a Cuba, la mayor cárcel del mundo para los periodistas". El 3 de julio, Diane Díaz López, hija y heredera del fotógrafo, residente en La Habana, emplazó a Reporteros sin Fronteras para prohibirle la utilización del retrato. El 9 de julio, el Tribunal de Gran Instancia de París, resolviendo de urgencia, prohibió a Reporteros sin Fronteras "reproducir o difundir (el visual en litigio) en ninguna forma", y ordenó "la supresión y retirada de todos los productos ya existentes". El juez fijó una cantidad de 200 euros de multa, por infracción constatada. Reporteros sin Fronteras retiró inmediatamente los visuales de su página Web, y anuló y paró cualquier difusión de los soportes de la campaña; a saber, 1.100 carteles y 5.000 tarjetas postales. Igualmente, la organización difundió un comunicado de prensa, para informar de la prohibición a la opinión pública. El nuevo recurso presentado por la señora Diane López se basa en la difusión, el 1 de octubre de 2003, de una entrevista de Robert Ménard en el programa "Primera sesión", del canal de televisión LCI. La entrevista, efectuada en los locales de Reporteros sin Fronteras, trataba sobre el estreno de la película "Verónica Guenin". En segundo plano, podía verse un cartel de la campaña cubana, colgado en la oficina del secretario general de la organización. El 12 de diciembre, tras esa difusión, un ordenanza judicial acudió a los locales de Reporteros sin Fronteras, para constatar si la organización todavía poseía visuales de la campaña. La disposición del 9 de julio pidió "la supresión y retirada" de los visuales, no su destrucción. El ordenanza encontró un stock de tarjetas y carteles de la campaña, incompleto porque se había tirado un cierto número de ellos. El abogado de Diane Díaz López dedujo de ello la mala fe de la organización, considerando que no solamente había conservado los visuales de la campaña, sino que además había continuado con la difusión. La heredera reclama a Reporteros sin Fronteras la suma de 1.142.000 euros, en concepto de liquidación de multa porque, según ella, ignoró los términos de la disposición. Una campaña para denunciar un régimen totalitario
La campaña de visualización de Reporteros sin Fronteras iba destinada a sensibilizar a los cerca de 120.000 franceses que, atraídos por el sol, las playas y el mito de la Revolución de los "Barbudos", eligen Cuba como destino de vacaciones. Mediante ese cartel se trataba de recordar que, tras la ideología de la Revolución cubana, que todavía hace soñar a muchos turistas, en realidad se esconde un régimen totalitario que utiliza el icono del "Che" para intentar legitimar la represión. El cartel mostraba también como un mito, que hizo soñar a toda una generación en los años 60, se ha transformado en lo que esa misma generación aborrecía: un régimen policial. El 18 de marzo de 2003, el gobierno cubano lanzó una redada contra la disidencia, en todo el país. Después, setenta y cinco disidentes fueron juzgados y condenados a penas que llegan hasta veintiocho años de cárcel, acusados de "atentar a la integridad y la soberanía del Estado" o a su "independencia". Entre ellos, veintisiete periodistas independientes que se sumaron a los cuatro colegas, que ya estaban detenidos. Cuba se convirtió así en la mayor cárcel del mundo para los periodistas. Las sanciones contra esos periodistas que contestan el monopolio informativo del Estado no terminaron con sus condenas. Traslados a prisiones situadas a varios cientos de kilómetros de sus domicilios, restricción del derecho de visita a sus familias y malas condiciones de detención, se suman a las graves condenas que se les impusieron.