Reporteros sin Fronteras condena la represión sufrida por ocho periodistas en las manifestaciones estudiantiles
Organización:
Reporteros sin Fronteras condena la violencia y las detenciones arbitrarias que, el 30 de mayo de 2006, sufrieron en Santiago ocho periodistas, durante las manifestaciones estudiantiles que han sacudido al país en los últimos días. Aunque felicitándose por la actuación de las autoridades, la organización pone en guardia contra los siniestros métodos de algunos policías y carabineros, heredados de la dictadura militar (1973-1990).
“Acogemos con satisfacción el cese del jefe de las fuerzas especiales de la policía, tras la abusiva represión de las manifestaciones de estudiantes. Nos felicitamos también por la rápida apertura de una investigación sobre la violencia y las detenciones arbitrarias sufridas por ocho periodistas. Sin embargo, estos acontecimientos ponen de manifiesto la persistencia de una hostilidad hacia los periodistas entre las fuerzas del orden, que continúan marcadas por la herencia de la dictadura militar. Esperamos que el gobierno de Michelle Bachelet sepa sacar conclusiones de esta constatación”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
El 30 de mayo, una gran manifestación de profesores, estudiantes y colegiales que reclamaban la reforma del sistema educativo, se transformó en motín en las cercanías del palacio presidencial de La Moneda, en Santiago. El asalto, extremadamente brutal, de los carabineros y la policía se saldó con cerca de 730 detenciones, según la Agencia France-Presse (AFP). Resultaron heridas decenas de personas.
Entre estas últimas, los camarógrafos Marco Cabrera, Gustavo Pavez y Libio Saavedra, que trabajan respectivamente en los canales de televisión Red TV, Canal 13 y Canal 9, recibieron golpes y pedradas de los carabineros, y a uno de ellos le pegaron una paliza en el suelo. Los periodistas llevaban bien visible su brazalete de prensa, indicando el nombre del medio de comunicación para el que trabajan. Los fotógrafos del Diario Financiero Julio Castro y Fernando Fiedler también resultaron heridos al sufrir agresiones del mismo tipo. Los cinco profesionales de los medios fueron trasladados al hospital, donde les tomó declaración uno de los responsables de la policía de Santiago.
El redactor jefe del semanario El Siglo, Julio Oliva, y dos de sus colegas, Iván Valdés y Marcos Días, fueron detenidos en el mismo sector y llevados a la fuerza a una comisaría, donde les abofetearon e insultaron. Según Julio Oliva, los carabineros les dijeron que su relación con el Partido Comunista Chileno (PCC) era razón más que suficiente para detenerles. El semanario acababa de publicar, en su versión digital, un artículo sobre las posibles infiltraciones de carabineros de civil en las manifestaciones.
Indignada por los sucesos, la presidenta Michelle Bachelet consiguió, el 31 de mayo, el cese del coronel Osvaldo Jara, jefe de las fuerzas especiales de la policía. El subsecretario de Estado de Interior, Felipe Harboe, anunció el mismo día la apertura de una investigación sobre las agresiones a los periodistas.
Publié le
Updated on
20.01.2016