Reporteros Sin Fronteras hace un llamado a las cabeceras de la prensa femenina, a las organizaciones de ayuda a los medios de comunicación independientes y a los gobiernos europeos, para que apoyen la primera revista femenina afgana, dirigida por Jamila Mujahed.
La primera revista femenina afgana, Malalai, atraviesa una situación económica delicada, cuando se cumplen siete meses de su publicación en Kabul. Reporteros Sin Fronteras ha aportado,a la redacción de Malalai, una ayuda de cuatro mil euros, en respuesta a la solicitud de Reza Deghati, fotógrafo y fundador de la organización Aina, que apoya a la prensa independiente afgana.
A pesar de que hoy existen un centenar de publicaciones en Afganistán, la mayoría de ellas están financiadas por organizaciones internacionales, el gobierno, los partidos políticos y los gobiernos locales. Como las demás, Malalai sufre de escasez de recursos publicitarios limitados, de unos lectores muy restringidos, a causa del analfabetismo, y de una red de distribución casi inexistente. A pesar del apoyo que ha recibido de Aina, y de la Fundación alemana Heinrich Bohl, Malalai todavía tiene necesidad de material (ordenador, programa de compaginación, cámaras fotográficas digitales, etc.) y de recursos económicos.
En el pasado mes de mayo, durante una visita que hizo a Francia, Jamila Mujahed, redactora jefe de Malalai y presentadora estrella de la televisión afgana, recibió muchas promesas de ayuda. Pero la mayoría de ella se han quedado en papel mojado. Reporteros Sin Fronteras hace una llamada a las cabeceras de la prensa femenina, a las organizaciones de ayuda a los medios de comunicación independientes y a los gobiernos europeos, para que presten su ayuda a Malalai.
Cuando la comunidad internacional está comprometida en la reconstrucción de Afganistán, las dificultades económicas de la primera y principal revista femenina de Kabul, son sintomáticas de los problemas del país.
Malalai se publicó por primera vez el 21 de febrero de 2001, en Kabul. La revista femenina, que se vende al precio de cinco mil afghanis (cerca de 1,20 euros), y se publica en pachtu, en dari y en inglés, ha sido apoyada, sucesivamente, por la Unesco, la revista Marie-Claire y la Fundación Heinrich Bohl. Realizada por un equipo de cinco periodistas afganas y una periodista europea, se distribuyen mil ejemplares del mensual en Kabul, y en las principales ciudades del país, a través de vendedores callejeros y librerías. Esta revista, que lleva el nombre de una heroína de la guerra que, en el siglo XVII, libró el pueblo afgano contra el Imperio británico, quiere ser la tribuna de expresión de las mujeres afganas. "Quiero que las afganas sean Malalais del siglo veintiuno; reconstruyendo su país y educando hijos sanos, pero también conquistando sus derechos como mujeres", declaraba recientemente Jamila Mujahed al diario Le Figaro.
Ya en diciembre de 2001, Reporteros Sin Fronteras prestó su apoyo al primer semanario independiente, el Kabul Weekly, relanzado por el periodista Faheem Deshty, con ayuda de Aina y de la Unesco.