Reporteros sin Fronteras condena la actitud de las autoridades cubanas que, el miércoles 2 de agosto, negaron la entrada a varios periodistas extranjeros, llegados para cubrir la hospitalización de Fidel Castro y su entrega provisional del poder. Apenas llegados a la isla, los periodistas tuvieron que volver a subir al avión y abandonar el territorio, al carecer del necesario visado que las autoridades se niegan frecuentemente a dar.
Reporteros sin Fronteras está consternada por la actitud de las autoridades cubanas que, el 2 de agosto de 2006, negaron la entrada a seis periodistas e incrementaron los obstáculos para la entrega de visados de prensa. Tras verse sometidos a interrogatorio por unos agentes del Ministerio del Interior, los periodistas se vieron obligados a volver a subir al mismo avión para marcharse de la isla, con la excusa de que no disponían del visado de trabajo necesario para ejercer su oficio en el territorio.
“El gobierno cubano, acostumbrado a vigilar a la prensa extranjera, ha reforzado el control de acceso a la isla. No debe sorprender que los periodistas intenten entrar en el país con visados de turistas -para cumplir con su deber informativo- ya que se ha vuelto muy difícil conseguir visados de prensa. La situación que atraviesa actualmente el país merece que se autorice a la prensa extranjera a entrar libremente en Cuba. Parece que el régimen quiere evitar que sean demasiado numerosos los periodistas presentes en la isla, en el actual contexto lleno de incertidumbre. Resulta lamentable. Es indispensable que las autoridades concedan a los periodistas extranjeros visados de entrada sin restricciones, y que les dejen ejercer libremente su profesión sin obstáculos, ni hostilidad”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
“Más allá de la suerte de la prensa extranjera, estamos preocupados por los periodistas independientes que indirectamente han sido amenazados por altos responsables del ejército, advirtiéndoles de no generar desórdenes. Igualmente, permanecemos muy vigilantes de las actuaciones de las autoridades con respecto a los 23 periodistas encarcelados en Cuba”, ha añadido la organización.
Varios periodistas extranjeros, entre los que se encontraban Alvaro Ugaz, de la radio peruana RPP, y Mario Antonio Guzmán, de la emisora chilena Radio Cooperativa, intentaron entrar en el país el miércoles 2 de agosto de 2006, pero se vieron detenidos en el aeropuerto José Martí, donde las autoridades se negaron a dejarles pasar.
Por otra parte, fueron sometidos a interrogatorio sobre los motivos de su visita. Después de explicar que habían llegado para cubrir la situación creada por el estado de salud de Fidel Castro, los agentes de seguridad expulsaron a los periodistas, tras una hora de espera e interrogatorios. Según las autoridades, no disponían de un visado especial para trabajar. Intransigentes en este punto, las autoridades ordenaron a los periodistas que subieran al avión que acababa de traerles, declarando que a partir de ahora “serán expulsados todos los periodistas que lleguen con un simple visado de turistas”. Según Mario Antonio Guzmán, el visado que exigen las autoridades cubanas precisa de gestiones muy largas, con un plazo para conseguirlo que puede llegar hasta 21 días. Los periodistas consideraron que el plazo era demasiado largo y decidieron viajar con visado de turistas.
Las autoridades rechazaron igualmente a otros periodistas, entre ellos los del Washington Post y el Miami Herald. Juan Tamayo, director de los corresponsales del Miami Herald, ha indicado que uno de sus periodistas, cuyo nombre no se va a facilitar, fue expulsado tras presentar el visado de turista y explicar que había ido a Cuba para hacer su trabajo de periodista. Le expulsaron vía Panamá.
Desde el anuncio de la hospitalización de Fidel Castro, las embajadas cubanas han incrementado las negativas a facilitar visados, o no han gestionado las peticiones de los periodistas. Desde hace varios años, el régimen castrista concede de forma muy selectiva las autorizaciones a la prensa internacional. A los medios de comunicación considerados “peligrosos” para la estabilidad nacional se les impide regularmente el acceso a la isla. Por otra parte, en los últimos años han expulsado de la isla a decenas de periodistas extranjeros.