Clasificación 2024
67/ 180
Puntuación: 62,98
Indicador político
124
38.55
Indicador económico
68
48.23
Indicador legislativo
67
67.88
Indicador social
46
74.29
Indicador de seguridad
58
85.97
Clasificación 2023
72/ 180
Puntuación: 62,96
Indicador político
130
45.63
Indicador económico
112
43.94
Indicador legislativo
55
70.94
Indicador social
70
72.62
Indicador de seguridad
62
81.66

Calificado como “depredador de la libertad de prensa” por RSF, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha construido un auténtico imperio mediático, sometido a las órdenes de su partido. Aunque los medios independientes mantienen posiciones relevantes, están expuestos a presiones políticas, económicas y legales.

Panorama mediático

El sector está altamente concentrado en torno a la fundación KESMA -al servicio del gobierno, como el resto de medios públicos-, que agrupa a unos 500 medios nacionales y locales. Sin embargo, los medios independientes mantienen posiciones destacadas en distintos segmentos del mercado nacional, como la cadena de televisión RTL Club, el canal de Youtube Partizán, el diario Népszava, el semanario HVG o los digitales 24.hu444.huTelex

Contexto político

El primer ministro, Viktor Orban, no ha cejado en su empeño, desde que llegó al poder en 2010, de atentar contra el pluralismo y la independencia de los medios. Después de transformar al sector audiovisual público en un órgano de propaganda, varios medios privados han sido cooptados o simplemente silenciados. Utilizando maniobras político-económicas y tomando el control de medios a través de oligarcas afines, Fidesz, el partido en el poder de Orban, ya controla el 80% del panorama mediático húngaro. Un mes después de las elecciones parlamentarias de 2022, en las que Fidesz obtuvo, por cuarta vez consecutiva, una mayoría aplastante, se cerró el conocido semanario 168 Óra.

Marco legal

Los organismos reguladores del sector - bajo el control total del partido en el poder - se han desentendido de su responsabilidad en la concentración de medios privados o el control de los públicos por Fidesz, al declararse incompetentes. Por el contrario, han prohibido arbitrariamente las emisiones de Klubradio, la última gran emisora independiente del país, suspendida en 2021. La nueva “oficina de defensa de la soberanía”, creada por una ley aprobada en 2023, amenaza con convertirse en una herramienta de acoso administrativo a los medios y de denigración y debilitamiento de la confidencialidad de las fuentes periodísticas. 

Contexto económico

El mercado húngaro, de tamaño mediano, no está acostumbrado a monetizar los contenidos, y la financiación de los medios independientes sigue amenazada por un reparto discriminatorio de la publicidad del Estado, a favor de los medios progubernamentales. De hecho, la falta de ingresos que afrontó la reputada web de noticias Index.hu fue la coartada para ser adquirida, en 2020, por empresarios próximos a Fidesz. KESMA, el gigante de los medios progubernamentales, ha sufrido recortes presupuestarios que han provocado la cancelación de algunas publicaciones.   

Contexto sociocultural

Los medios críticos son acusados regularmente por el gobierno de difundir noticias falsas y de estar financiados por el multimillonario estadounidense de origen húngaro y judío, Georges Soros, un discurso que retoman los medios afines al ejecutivo. Además, las fuerzas conservadoras del gobierno húngaro se han aprovechado de un marco jurídico endeble para emprender acciones legales contra contenidos periodísticos considerados demasiado progresistas.

Seguridad

Si bien los reporteros rara vez son objeto de agresiones físicas y detenciones arbitrarias, el Estado húngaro es el único de la Unión Europea que ha espiado a periodistas con el software Pegasus. Por otro lado, en el contexto de las campañas de descrédito y denigración lanzadas en su contra, los periodistas críticos con el gobierno sufren acoso en Internet por parte de los defensores de Fidesz.